La circularidad azul de la pesca: así se usa el pescado desechado para curar quemaduras, producir energía y mucho más
La industria pesquera desecha hasta el 35% del pescado para el consumo. El reto de la economía azul es poner en valor el poder de los subproductos del mar, que pueden usarse como materia prima para diversas aplicaciones, incluso para crear injertos de piel o generar energía. Del pescado, como del cerdo, puede aprovecharse todo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2050 la producción mundial de alimentos deberá incrementarse en un 70% para abastecer a la población mundial, que habrá alcanzado los 10.000 millones de personas.
En este contexto entra en juego la economía circular, llamada a ser la solución ante la caducidad de recursos naturales y, por otro lado, una herramienta para contrarrestar el aumento de residuos. De hecho, el informe “Índice de desperdicio de alimentos 2021” de la ONU calcula que entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen.
La acuicultura mundial aumentará un 15% de aquí a 2030
El mundo está claro que necesita más alimentos, pero deben producirse de forma sostenible. Y no hablamos únicamente de la agricultura y la ganadería. Hoy día, sólo alrededor del 7% de las proteínas consumidas por los seres humanos procede de "alimentos azules"; es decir, de alimentos de origen acuático. Y este tipo de recursos naturales tiene mucho que aportar al futuro de todos.
La acuicultura mundial lleva, desde 2010, creciendo a un gran ritmo y tiene un gran potencial para seguir haciéndolo de forma sostenible. Se prevé que la producción de alimentos acuáticos aumente otro 15% de aquí a 2030. Este crecimiento es necesario para proporcionar a una población en claro aumento alimentos sanos y nutritivos. Pero este sistema, recuerda la FAO, debe ser circular. Dicho en otras palabras: los residuos de pescado no deben tirarse, sino que deben capturarse y reutilizarse para garantizar que no se pierdan nutrientes en el sistema alimentario mundial.
La idea, pues, es sencilla: para alimentar el mundo, hay que desperdiciar menos pescado.
Subproductos del mar: materia prima para producir harina o piensos marinos
El pescado destinado al consumo humano directo se procesa, generalmente, para facilitar y agilizar la experiencia gastronómica de los consumidores. Este “ponerlo en bonito” explicaría, en parte, que se desperdicie más del 35% del pescado capturado.
Paralelamente, se estima que la cantidad de subproductos procedentes de la acuicultura en Europa es de aproximadamente 1,5 millones de toneladas.
Pero ¿qué se incluye en los subproductos? En el caso de los peces, se habla de los recortes, las pieles, cabezas, las espinas, las vísceras y la sangre.
Componentes de valor y utilización de subproductos del pescado
Subproducto | Componentes de valor | Utilizado como |
Cabezas | Proteínas, péptidos, lípidos, colágeno, gelatina, minerales, incluido el calcio, sabor | Alimentos, harina de pescado, aceite de pescado, hidrolizados de calidad alimentaria, hidrolizados de calidad animal, alimentos para mascotas, nutracéuticos, cosméticos |
Armazón (huesos, carne, aletas) | Proteínas, péptidos, lípidos, colágeno, gelatina, minerales, incluido el calcio, sabor | Alimentos, harina de pescado, aceite de pescado, hidrolizados de calidad alimentaria, hidrolizados de calidad animal, alimentos para mascotas, nutracéuticos, cosméticos |
Recortes | Proteínas, péptidos, lípidos | Alimentos, harina de pescado, aceite de pescado, hidrolizados para animales, alimentos para mascotas |
Vísceras | Proteínas, péptidos, lípidos, enzimas como las lipasas | Hidrolizados de grado alimentario, hidrolizados de grado animal, harina, aceite de pescado, combustible, fertilizantes |
Piel (con colgajo abdominal) | Colágeno, gelatina, lípidos, proteínas, péptidos, minerales, sabor | Harina de pescado, aceite de pescado, cosméticos, alimentos, harina de pescado, nutracéuticos, cosméticos, cuero, combustible,fertilizantes |
Sangre | Proteínas, péptidos, lípidos, trombina y fibrina | Combustible, abono, terapéuticos |
Fuente: Stevens, et.al. 2018
El reto ahora es hacer ver a todos los agentes implicados que, además, estos desechos son una fantástica materia prima a partir de la cual se puede, por ejemplo, producir harina, piensos marinos y aceite de pescado.
Pero no solo eso, entre los usos de los residuos de pescado se incluyen también, como apunta la FAO:
- Compost y abono (tripas, armazones y recortes transformados en alimento para plantas)
- Comida para animales (residuos de carne y aceites para mascotas)
- Suplementos (Omega-3, omega-6, colágeno marino)
- Belleza (escamas de pescado para pintalabios y brillos)
- Cuero (curtir pieles de pescado para usarlas en zapatos, carteras, etc.)
- Gelatina (utilizada en productos farmacéuticos o caramelos)
- Tinta (tinte sepia de sepia, tinta de calamar para alimentos)
Desechos de pescado, transformados en energía
Por otro lado, existe otro gran campo que explorar: la energía. Ya es posible convertir materiales de desecho no reciclables en calor utilizable, electricidad o combustible.
La conversión de materiales de desecho no reciclables en calor, electricidad o combustible ya es posible mediante procesos como la combustión, la gasificación, la pirólisis, la digestión anaeróbica y la recuperación de gases de vertedero.
En un sistema no circular, los residuos suelen eliminarse en el vertedero, con lo que se pierde toda la energía residual. Los procesos de conversión de residuos en energía ayudan a recuperar parte de esta energía, aunque se sabe que reutilizar los materiales y evitar el vertido ahorra mucha más energía.
Aún con estas posibilidades, el desperdicio de pescado sigue siendo excesivo. Gran parte de estos subproductos se infrautilizan, se desperdician o se desechan… y hay que revertir la situación.
El puerto de Barcelona, por poner un ejemplo, ha iniciado un proyecto de valorización de sus residuos para analizar la viabilidad de convertirlos en biocombustible. Entre estos residuos destacan los residuos orgánicos de restos alimenticios, especialmente provenientes de cruceros y ferris, y, como no, los residuos de la actividad pesquera.
Un proyecto europeo para desarrollar nuevos conceptos de aprovechamiento de la acuicultura
El proyecto europeo WaSeaBi. financiado por la UE, tiene como objetivo desarrollar y probar nuevos conceptos que garanticen el aprovechamiento de los flujos secundarios de la acuicultura, la pesca y las industrias de transformación acuática para la producción de nuevos productos e ingredientes.
Desde esta iniciativa, que cuenta con la participación de diversos países junto a España como Dinamarca, Bélgica, Francia o Suecia, sostienen que la explotación actual de la biomasa acuática es ínfima. Hasta el 70% de los recursos acuáticos acaban como residuos secundarios que, o bien se utilizan para fines de escaso valor, como la alimentación animal, o bien se eliminan, lo que resulta costoso para las empresas implicadas. Esto exige una explotación más sostenible y comercialmente atractiva del pescado y otros productos acuáticos.
WaSeaBi persigue optimizar la utilización de los flujos secundarios de alimento marino desarrollando soluciones de almacenamiento, tecnologías de clasificación y herramientas de decisión que garanticen un sistema de suministro eficiente y sostenible para las capturas accesorias y los flujos secundarios de la acuicultura, la pesca y las industrias de transformación acuática.
Esto permitirá la valorización de estas materias primas en productos comercializables. Al abordar los flujos secundarios de las diferentes materias primas que representan las industrias típicas de la acuicultura, la pesca y el procesamiento acuático en Europa, WaSeaBi busca que se adopte una perspectiva de toda la cadena para tener éxito con la producción de alta calidad de:
- péptidos bioactivos para aplicaciones nutracéuticas, alimentarias y de piensos
- ingredientes alimentarios a base de proteínas
- suplementos minerales para alimentos y piensos.
Entre las empresas que forman parte del consorcio WaSeaBi, se encuentran las empresas españolas Barna, que dispone de dos plantas en las que gestionan 60.000 toneladas anuales de subproductos de pescados y en las que elaboran desde hace años harinas y aceites de pescado tradicionales, y que han ido evolucionando hasta crear harinas monoespecie, hidrolizados de proteína y aceites de pescado con alto contenido en Omega 3 (DHA – EPA).
También forma parte de ese consorcio AZTI, un centro científico y tecnológico vasco que desarrolla proyectos de transformación de alto impacto, como la innovación y desarrollo en todas las etapas de la cadena de valor de la pesca y acuicultura.
La conversión de materiales de desecho no reciclables en calor, electricidad o combustible ya es posible mediante procesos como la combustión, la gasificación, la pirólisis, la digestión anaeróbica y la recuperación de gases de vertedero
Economía azul, circular y aprovechamiento total de los recursos
Cada vez se innova más y mejor en el sector mundial de los productos del mar, pero la industria está muy lejos de ser verdaderamente circular. El tratamiento de los residuos de pescado para crear productos en el sector de la salud, que se usen en el tratamiento de quemaduras, úlceras, heridas quirúrgicas y traumatológicas, es uno de los últimos avances para llegar a ese aprovechamiento máximo de los subproductos pesqueros.
Un ejempo de ello es Kerecis, una de las empresas que forma parte del Iceland Ocean Cluster, transforma la piel de pescado en injertos cutáneos para personas y crea, así, una verdadera economía circular a partir de los subproductos del pescado. Esta empresa promueve el uso del 100% del pescado capturado usando subproductos del mar que suelen desperdiciarse. Su día a día es producir injertos de piel de pescado en el pequeño puedo de Isafjordur, a 32 kilómetros del Círculo Polar.
Concretamente, usa la piel del bacalao salvaje del Atlántico (cuya estructura es similar a la humana) y la convierte en injertos de piel inodoros y esterilizados. Con esto, ayuda a acelerar la cicatrización de heridas y quemaduras. Y no solo eso: ha conseguido aprovechar hasta el 90% de cada pescado gracias a usar las partes de bacalao del Atlántico en Islandia que antes se desperdiciaban. Es decir, se impulsa la economía azul y circular utilizando productos de la industria pesquera que, de lo contrario, seguramente se despreciarían.
La innovación tecnológica empieza en el mar
Iceland Ocean Cluster, fundado en 2011, invierte muchos recursos en nuevos proyectos y empresas como Kerecis que ponen en valor el sector marino y su papel en la supervivencia del entorno y la mejora de la sociedad. Entran en juego la biotecnología o el papel de las energías renovables y, cómo no, la innovación e investigación. Reconocido su papel internacionalmente, el Cluster cuenta, entre otros, con el programa “100% Fish”, que el pasado mes de abril fueron a conocer en detalle representantes de la Generalitat de Catalunya con el objetivo de aprender más sobre el crecimiento de la economía azul y circular.
La economía islandesa lo tiene claro: hay que desarrollar innovadores productos sanitarios, farmacéuticos e incluso de moda a partir de las poblaciones de peces salvajes. Esta es la gran oportunidad de un país en el que ya se obtiene al menos un 30% más de valor de cada bacalao que la mayoría de los países desarrollados. El proyecto “100% Fish” demuestra que el pescado no es sólo un filete, también es un hígado que se convierte en fuente de Omega 3 o una piel que se convierte en un producto sanitario.
Este modelo islandés es un claro ejemplo de cómo los avances tecnológicos en la pesca comercial han mejorado considerablemente el rendimiento de los productos. En Islandia, de hecho, desde la década de 1990 la utilización de subproductos de la pesca se ha multiplicado por 30, el valor de exportación por kilogramo de bacalao se ha multiplicado por 4 y se ha multiplicado la gama de diferentes productos marinos.
En la actualidad, los productores islandeses de bacalao ya aprovechan hasta el 80-90% de su materia prima. Todo un éxito que ayudará a la consecución de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, como la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. Y aquí, cómo no, será indispensable mejorar la comunicación, la educación y el compromiso para asumir la transición a una economía circular.
Todos ganan: el impacto de este sistema de producción circular conducirá a una mayor eficiencia de la producción, reducirá la demanda de recursos naturales y aumentará la producción de productos del mar.
Si The Mandalorian fuera de esa industria diría: “Este es el camino”.