Cada año se producen en la planta siderúrgica de Celsa, en Castellbisbal (Barcelona), 2,5 millones de toneladas de acero, las cuales generan 360.000 toneladas de escorias siderúrgicas, que, desde 2010, la gestora barcelonesa ADEC Global recoge para su tratamiento y valorización. Las escorias de acero tenían hasta hace algo más de una década muy poca popularidad, su introducción como material de construcción no dio los resultados esperados y se rechazó su uso. Ahora, gracias a los avances científicos, este problema tiene solución.
Félix Pedroso, director general de ADEC Global, explica que “una vez estas escorias pasan por varios procesos de enfriado, tratamiento de separación de hierro, trituraciones, cribados, clasificaciones, etc., se obtiene un producto definitivo con altas prestaciones que reúne las características adecuadas para su uso en diferentes aplicaciones en obra civil, cuenta con el marcado CE, es más económico en origen que los áridos tradicionales, ofrece los mismos niveles de seguridad y, además, es más sostenible, ya que su extracción no genera una erosión del entorno”.
Este árido es un elemento más que ha reavivado la cultura de la sostenibilidad en el mundo de la construcción. En efecto, el residuo obtenido dentro del proceso de fabricación del acero tiene numerosos usos como material dentro de este sector: “En asfaltos, capas granulares (rellenos de explanadas, terraplenes, bases y subbases de carreteras) y también para hormigones”, relata Pedroso.
Primeras aplicaciones
Con este tratamiento especializado, el árido “cumple todos los requerimientos exigidos por la normativa técnica de aplicación para sus diversos usos”, comenta Pedroso. “Hemos ido introduciendo nuestro árido en el mercado y actuamos como cantera, pero artificial en vez de natural”, añade.
Dado el valor novedoso del árido siderúrgico, se introdujo en un primer momento en el Port de Barcelona con carácter experimental. Fue en mayo de 2015, en uno de los proyectos de los nuevos accesos a la ampliación sur, en un tramo que en el futuro no iba a ser permanente. Hoy en día, tres años más tarde, “se ha empleado en las obras de ampliación de la terminal ferroviaria Príncipe de España, y en esta ocasión se ha aplicado este material de forma no experimental, como árido constituyente de capas de aglomerado”, cuenta Miguel Ángel Pindado, director de Proyectos de Infraestructuras del Port. Pindado añade que “el resultado hasta la fecha ha sido satisfactorio, se ha colocado con total normalidad, como corresponde a un material que cumple todas las prescripciones técnicas exigidas en el proyecto, y hasta ahora no hemos tenido ningún problema y tampoco lo prevemos así”.