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Los puertos en la era post coronavirus: tres escenarios de futuro

La crisis del COVID-19 está teniendo un fuerte impacto sanitario y económico con consecuencias a medio y largo plazo todavía impredecibles. Crisis profundas como la actual tienden a acelerar procesos que en los meses o años previos a la misma se encontraban todavía en fase embrionaria o que avanzaban de forma muy lenta. A continuación, se pretende arrojar cierta luz sobre las consecuencias a medio plazo que la crisis del coronavirus tendrá en el sector portuario dibujando algunos escenarios de futuro. Un artículo de opinión de Jordi Torrent, jefe de estrategia del Port de Barcelona.

Publicado el 16.04.2020

Jordi Torrent es el Director de Estrategia del Port de Barcelona.

La globalización e interconexión de todo el planeta está provocando que esta crisis sea más global que la del 2008. (Imagen de Gettyimages)

La pandemia del COVID-19 está teniendo un fuerte impacto global y local centrado en dos grandes ámbitos: salud y economía.

La elevada capacidad de contagio y letalidad del virus ha llevado a la mayor parte de gobiernos de países afectados a la adopción de medidas nunca vistas hasta ahora, entre las que ha destacado el confinamiento obligado de sus habitantes. Aproximadamente un tercio de la población mundial ha estado sometida a políticas estrictas de esta naturaleza. Con el objetivo de evitar la muerte de miles de personas mediante la reducción del contagio masivo y la descompresión del sistema sanitario.

Todas estas medidas han comportado una contracción súbita de la actividad económica superior a la que originó la crisis de 2008 u otras anteriores, como la de 1993. Si, como se prevé en el hemisferio norte, las medidas se alargan hasta verano, la contracción económica será comparable a otras crisis lejanas. Por ejemplo, la que conllevó la II Guerra Mundial o el Crack del 1929, que ocasionó la reducción de un 30% del PIB en EEUU en tres años y paro cercano al 50% de la población activa.

Una vez superado el coronavirus, la capacidad de recuperación de la economía es una incógnita. Es importante tener en cuenta que Europa y España han necesitado aproximadamente una década para recuperarse de la crisis del 2008.

Tampoco se sabe cómo se propagará el virus en el hemisferio sur, aunque las perspectivas son preocupantes. O cuándo se podrá disponer de vacunas o la capacidad de mutación del virus.

La globalización e interconexión de todo el planeta está provocando que esta crisis sea más global que la del 2008, que afectó sobre todo a los países occidentales. Falta por ver sus efectos a medio plazo.

 

Los escenarios analizados son de aplicación a los puertos, englobando a todos los sectores económicos a los que dan servicio. (Foto del Port de Barcelona)

Sin embargo, todo indica que la buena gestión por parte de algunos países asiáticos (China, Corea del Sur, Singapur) hará que las consecuencias económicas se noten en mayor medida en Europa y Estados Unidos. También cambiará la percepción de la opinión pública sobre qué países están más preparados para liderar la economía global y los grandes retos de futuro.

El presente documento de análisis pretende hacer una valoración de los distintos escenarios de futuro que se podrían generar en función de una variable principal: la extensión en el tiempo de la crisis sanitaria originada por el contagio masivo y, por ende, la duración de las medidas extremas para combatirlo, como son el confinamiento y la limitación de la movilidad.

Los escenarios analizados son de aplicación a los puertos, englobando a todos los sectores económicos a los que dan servicio: comercio exterior, cabotaje, turismo, pesca, náutica, logística y ocio.

 

Escenarios de futuro
Los escenarios identificados son tres:

  • Crisis de corta duración con impacto limitado a medio plazo en el hinterland de los puertos.
  • Crisis de corta duración con fuerte impacto a medio plazo en el hinterland de los puertos.
  • Crisis larga con fuerte impacto en el hinterland de los puertos.

Una crisis de larga duración, con medidas de confinamiento y restricción de la movilidad como los actuales sería inasumible para buena parte del tejido económico y conllevaría un colapso económico duradero. En este escenario, el hinterland de los puertos (comercio exterior, turismo, logística, pesca, etc.) se contraería sustancialmente de forma prolongada. Estos se convertirían en infraestructuras sobredimensionadas con espacios vacíos y terminales en quiebra. En dicha situación, los puertos deberían considerar dedicar parte de sus instalaciones a actividades totalmente ajenas a su razón de ser. 

 

1 - Crisis de corta duración con impacto reducido a medio y largo plazo
La crisis del COVID-19 amainará pronto en occidente gracias a las medidas de confinamiento y restricción de la movilidad y no se producirán repuntes a corto y medio plazo. Tampoco habrá efecto rebote del hemisferio sur, ni mutaciones agresivas del virus. La expansión del coronavirus a otros países y al hemisferio sur no tendrá un impacto sustancial en la actividad económica en el hemisferio norte. Antes de verano, o como máximo al final de este, ya no existirán restricciones a la movilidad ni medidas de confinamiento.

A nivel global, el mundo volverá a la suave senda de crecimiento del 2019. La guerra comercial entre EEUU, China y Europa se calmará como consecuencia del nuevo escenario post crisis.

La actividad económica del hinterland de los puertos se recuperará progresiva e inexorablemente. La industria, con excepciones, recuperará su actividad previa a la crisis y el consumo rebotará.

En dicho escenario, se considera que la contracción económica será reducida, aunque determinadas tendencias que se apuntaban antes de la aparición del COVID-19 podrían acelerarse o profundizarse.

El impacto en la actividad de los puertos será limitado y a lo largo del 2021 regresará a niveles de tráfico similares a los de finales del 2019. El comercio exterior marítimo recuperará los niveles previos a la crisis. La actividad de ocio en los puertos seguirá creciendo, incluyendo los emergentes clústeres náuticos que volverán a ganar terreno. Quizás, el tráfico de pasajeros tardará un poco más en recuperarse y no alcanzará las cifras previas a la crisis hasta 2022 o más allá.

Se prevé una recuperación relativamente más lenta del tráfico de cruceros por cuestiones económicas, psicológicas, sanitarias y una reducción limitada del tráfico de coches de exportación que podría verse compensada en parte por un crecimiento de las importaciones de vehículos. Apuntar que el turismo necesitará al menos una temporada para recuperarse.

 

2 - Crisis de corta duración con fuerte impacto a medio y largo plazo
Al igual que en el primer escenario, no habría rebrote y, como muy tarde, pasado el verano se levantarán las restricciones.

Sin embargo, a nivel global, especialmente en Europa, se entrará en una fase de recesión económica. Los efectos profundos de los meses de inactividad, la pérdida de confianza de mercados y consumidores, el impacto del coronavirus en el hemisferio sur, la reactivación de la guerra comercial entre EEUU y China, y una nueva crisis de deuda pública u otros factores globales y macroeconómicos incitados por el coronavirus no podrán ser contrarrestados por los estímulos de los autoridades y bancos centrales.

 

En el primer escenario la contracción económica será reducida, aunque determinadas tendencias que se apuntaban antes de la aparición del COVID-19 podrían acelerarse o profundizarse. (Foto Gettyimages)

Sectores industriales europeos relevantes se verán empujados a cerrar y el consumo se contraerá sustancialmente. Se verán especialmente afectados los sectores de automoción, químico, siderúrgico, turismo, bienes de consumo y construcción.

En este escenario, el tráfico de los puertos a finales del 2021 podría estabilizarse en torno a 2/3 partes del de 2019 en sus principales segmentos: contenedores, coches, pasajeros y graneles líquidos. El de pasajeros terminará por recuperarse de forma lenta a lo largo de los años siguientes. Los tráficos siderúrgicos, cemento, carbón, etc. bajarán notablemente de forma definitiva. 

 

3 - Crisis larga con fuerte impacto
La crisis sanitaria del coronavirus en Europa se alarga en el tiempo, más allá del 2020, lo que conlleva a restricciones prolongadas de la movilidad y de la actividad económica. La tasa de paro irá al alza y sectores económicos enteros desaparecerán o verán reducida su actividad de forma sustancial.

La decadencia económica de Europa se intensificará y el sector industrial en la mitad norte peninsular se acercará al límite crítico del 10%. El consumo no se recuperará.

Los puertos verán colapsar algunas concesiones como coches, cruceros, graneles líquidos y sólidos. Y el tráfico se estabilizará en torno a la mitad o menos de las cifras totales del 2019 en pasajeros, contenedores y coches.

A corto plazo, es decir 2021-2025, en los puertos se liberará espacio actualmente dedicado a tráficos de contenedores, graneles sólidos, cruceros y coches. A medio plazo, se liberará espacio actualmente dedicado a graneles líquidos por la bajada de la demanda de derivados del petróleo por el doble efecto de la crisis y la transición a un modelo de movilidad más sostenible.

 

¿Qué se puede hacer?
A corto plazo, en los tres escenarios el tráfico de los puertos bajará en mayor o menor medida en relación con las cifras del 2019.

Los ingresos de los puertos se reducirán, de forma sustancial en el segundo y tercero. Por eso es importante prepararse ahora para salir bien posicionados cuando la situación mejore.

En todos los escenarios se deberán intensificar algunas políticas para contribuir a la recuperación del tejido económico al que los puertos se deben: ampliación de mercado hacia terceros países, incremento de la competitividad de la oferta portuaria; mayor colaboración entre clústeres portuarios a imagen y semejanza de lo que ocurre en el norte de Europa entre puertos vecinos o próximos; transición energética; aprovechamiento de la coyuntura actual para revertir positivamente la imagen del sector cruceros y náutico; posicionar el sistema portuario español como hub regional para tráficos en crecimiento como son los ligados a productos agroalimentarios, movilidad eléctrica, telecomunicaciones, etc.

Los escenarios 2 y 3 requieren, además, una reflexión profunda por parte de los puertos sobre la necesidad de acoger nuevas actividades alejadas de su razón de ser tradicional como por ejemplo generación de energía, economía circular, actividades semi-industriales, logística de pre-comercialización, etc.

Cada puerto, en función de la economía a la que da servicio y de sus ventajas competitivas, deberá adoptar estrategias individualizadas para mitigar los efectos de esta crisis sin precedentes y analizar qué nuevas actividades e instalaciones son las más adecuadas para su caso concreto.