La necesidad de energías no contaminantes no es nueva. La eólica y la solar están cada vez más presentes, pero su problema es que son estacionales, y el consumo energético no conoce la pausa. De ahí la necesidad de encontrar una alternativa que no sea intermitente o de saber cómo almacenar energía renovable para cuando la producción pare. En la jornada organizada por el Port de Barcelona se reunieron expertos del sector para hablar de soluciones a partir de la economía ecoinnovadora o circular. ¿Es posible descarbonizar el mundo gracias al hidrógeno? Todos ellos creen que sí.
El hidrógeno es un combustible de cero emisiones y ofrece las mismas perspectivas de uso diario que un combustible convencional. Albert Tarancón, investigador ICREA y responsable del grupo de Pilas de Combustible de IREC, asegura que los combustibles del futuro serán renovables, “las tecnologías del hidrógeno se centran en la generación, almacenamiento, transporte y uso. Porque no es una fuente de energía per se, no existe en la naturaleza, hay que crearlo. La mejor opción es mediante energías renovables, así conseguiremos un elemento que ya parte de una fuente de energía no contaminante”. El hidrógeno obtenido de este proceso se puede usar como electricidad para el sector residencial, para movilidad o incluso para generar calor y evitar la generación de CO2 en industrias donde este calor es uno de los elementos principales en cuanto a consumo energético.
Por eso Europa se ha inclinado tan firmemente por su desarrollo e implantación. Carlos Navas, gerente de Estrategia y Desarrollo de Mercado de la Comisión Europea FCH-JU, cree que cuantas más opciones eco, mejor. “No podemos apostar solo por una o dos alternativas. Si hablamos de cero emisiones, hay dos vertientes principales: el vehículo eléctrico de batería y el vehículo de hidrógeno con pila de combustible”. Ambas son válidas y complementarias y encajan a la perfección en un futuro con una gran implantación de energías renovables. “Desde hace ya un tiempo, la Unión Europea está invirtiendo grandes esfuerzos en su desarrollo y comercialización”, añade Navas.
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Un plan del Port de Barcelona a favor del aire que respiramos
El hidrógeno ya se ha empezado a testar con éxito como fuente de energía limpia en el sector del transporte. En el caso de los puertos, es una gran oportunidad para dejar atrás sus cifras de contaminación y su incidencia en la emisión de gases de efecto invernadero. Jordi Vila, jefe de Medio Ambiente en Autoritat Portuaria de Barcelona, cuenta las acciones pioneras para reducir el impacto ambiental: “El hidrógeno es importante para los puertos porque es una opción para reducir las emisiones de CO2. Somos nodos muy importantes en la cadena logística y debemos impulsar la transición a energías limpias, tanto en la cadena de transporte como en el interior de los puertos”.
Los usos son muy variados, desde la generación eléctrica, para alimentar a los barcos eléctricos en un futuro, hasta el combustible para los camiones y los vehículos de carga que recorren los puertos. Pere Margalef, director de Tecnologías Renovables de FuelCell Energy, añade que “también puede usarse como almacenaje. Esperemos que dentro de poco las energías renovables puedan instalarse en los puertos y se puedan almacenar a través del hidrógeno”.
En el caso de los coches, ya se pueden ver automóviles impulsados por este elemento por las calles de diferentes ciudades. Toyota es una de las pocas marcas que se ha atrevido a dar el paso a pesar de que el eléctrico parece imponerse. Enrique Centeno, Corporate Affairs General Manager Toyota, asegura que es una apuesta segura, pero “necesitará un periodo de implantación, ya que supone un cambio y requiere una infraestructura específica”. La marca japonesa sabe que el futuro de la movilidad debe pasar por una convivencia de diferentes tecnologías, ya que cada una satisface unas necesidades concretas. “Las ventas actuales del Mirai ya suman más de 7.000 unidades, con casi 500 en Europa. Y a partir de 2020 se aumentará la producción hasta más de 30.000”, añade Centeno.