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Estrategias para renaturalizar las playas

Hay una nueva ola en la protección costera: renaturalizar para redefinir la regeneración costera y devolver la vida a sus ecosistemas. Y cada vez más puertos desarrollan estrategias diversas en esa línea de ayudar a la regeneración y resiliencia de las playas.

Publicado el 09.05.2025
Después de que la tormenta 'Gloria' dejase un rastro de destrucción en la costa catalana en 2020, se pusieron en marcha proyectos para renaturalizar la costa y regenerar las dunas de las playas, algunos con el apoyo del proyecto europeo IMPETUS (FP).

Las playas, una riqueza que se pierde

Las playas de arena ocupan más de un tercio de la línea de la costa de todo el mundo, generan una gran riqueza socioeconómica y son ecosistemas imprescindibles. Son, además, la principal barrera entre el mar y la tierra, capaz de defendernos de la fuerza de mares y océanos durante los temporales.

Sin embargo, la presencia de playas de arena no puede darse por sentada, ya que estos ecosistemas están en constante cambio debido a factores meteorológicos, geológicos y antropogénicos. Esta es la premisa de una investigación publicada en la revista científica Nature Climate Change que concluye que hasta el 50% de las playas arenosas del mundo está en riesgo de erosión severa o desaparición completa en los próximos 75 años.

Una de las causas principales de la erosión costera es la interrupción de la llegada de sedimentos por los ríos o las corrientes marinas. A esto se suma que la pérdida de los sedimentos es cada vez mayor debido a las tormentas o la actividad humana, lo que hace que lleguen menos sedimentos de los que se pierden y se rompa el equilibrio.

“La pérdida de arena no es un problema sino un síntoma, la señal de que algo no está funcionando bien. En algunos lugares es un proceso geológico natural, pero en muchos otros está muy marcado por la obra humana”, explica Aron Marcos Fernández, concejal de Ecología urbana en el Ayuntamiento de Calafell, una localidad pionera en renaturalizar su franja litoral, para lo que han llegado a demoler parte de su paseo marítimo.

“Paradójicamente, y al contrario de lo que piensa mucha gente, el cambio climático no es el principal causante de la pérdida de arena en las playas, sino que hay múltiples factores que van desde la construcción de presas en los ríos, que merman el aporte de sedimentos que llegan a las playas, hasta la colocación de puertos y espigones, que alteran las dinámicas naturales de las corrientes”, explica Marcos.

A su vez, la construcción de estos elementos en el litoral favorece la pérdida de ecosistemas como dunas o praderas de posidonia, que tienen la capacidad de fijar y crear reservorios de arena. A todo esto se suman las consecuencias del cambio climático, que favorece la formación de tormentas cada vez más intensas y frecuentes. En el Mediterráneo, tormentas y borrascas con nombre propio como Gloria o Nelson mostraron cómo la fuerza del mar puede acelerar la erosión en una costa muy marcada por la urbanización. 

Surfistas desafiando un temporal que azotaba las playas de Barcelona (FP).

Naturalización: soluciones de éxito

La falta de sedimentos es una de las causas clave de la erosión costera, por lo que muchos proyectos de regeneración se han enfocado en restaurar este balance. De acuerdo con Marcos, la opción de llevar arena a las playas resulta costosa y poco sostenible, y construir diques o espigones también presenta numerosos problemas que amenazan no solo a la actividad económica, sino también a elementos urbanos. 

“Cuando pones un espigón estás solucionando el problema en un sitio en concreto. Allí vuelves a tener arena, pero esta sale de otro sitio, normalmente de las playas adyacentes. Entonces, necesitas poner también un espigón al lado y vas encadenando procesos erosivos hasta que necesitas poner espigones en toda la costa, lo cual no es viable”, explica. 

En los últimos años, numerosos proyectos han dado la espalda a estas soluciones y han apostado por la renaturalización. Esta pasa, entre otros aspectos, por conseguir que vuelvan a bajar sedimentos por los ríos, por reconstruirse dunas donde sea posible y por quitar aquellas barreras creadas por el hombre que más problemas generan. Todo esto forma parte de un conjunto más amplio de acciones que buscan restaurar la funcionalidad ecológica, protectora y recreativa del ecosistema costero

El estudio LandLab ha trabajado un anteproyecto para la Autoridad Portuaria de Tarragona, en colaboración con distintas administraciones públicas y entidades, en la búsqueda de una solución resiliente con estrategias basadas en la naturaleza para la adaptación del frente litoral de La Pineda Vila-seca (Tarragona) al cambio climático (LANDLAB).

Regenerar dunas con el proyecto IMPETUS

Después de que la tormenta Gloria dejase un rastro de destrucción en la costa catalana, algunas autoridades locales comenzaron a regenerar las dunas de las playas con el apoyo del proyecto europeo IMPETUS. Este parte de la instalación de trampas de arena, barreras formadas por cañas que actúan como filtros que dejan pasar el viento, pero no la arena, lo que favorece que las dunas vuelvan a crecer en tamaño. 

Con el tiempo, la vegetación ayuda a que estos sedimentos se establezcan en la playa, creando dunas con estructuras más robustas. Los investigadores analizan cómo va cambiando la topografía de la playa con la ayuda de drones, lo que les ha permitido constatar que el proyecto ha tenido resultados muy positivos en la localidad de Sant Pere pescador

“Los resultados obtenidos en Sant Pere Pescador son muy buenos, porque hemos visto que las barreras de arena están incrementando la media de altura de una duna en un 40 %. En unos tres años podemos tener un aumento de tres metros”, señala Carla García Lozano, profesora de Geografía en la Universitat de Girona e investigadora del proyecto IMPETUS en este vídeo publicado por el Europan Science Communication Institute.

Retirar barreras: la propuesta de Calafell

El ayuntamiento de esta localidad catalana ha comenzado ya las actuaciones ligadas a su estrategia de demoler parte del paseo marítimo que, hace ya años, se levantó quitándole espacio a las playas. El objetivo es renaturalizar la franja litoral y devolver a la costa sus herramientas naturales de protección. 

“Es la solución que secunda el Ministerio para la Transición Ecológica y alrededor de la que hay más consenso. Aunque también hay debate en los aspectos técnicos, se tiende a retranquear y naturalizar allá donde se pueda. Donde no se pueda, hay que estudiar qué opción es la más adecuada”, explica Aron Marcos Fernández, el concejal de Ecología urbana en el ayuntamiento de la localidad.

Los puertos, agentes clave en la regeneración costera

Al igual que muchas otras infraestructuras ubicadas en el litoral, los puertos favorecen un desplazamiento sedimientario. Es decir, su presencia cambia la forma en que los sedimentos se desplazan y los lugares en donde se asientan. “Por ello, la mayoría de puertos tienen en sus concesiones cláusulas que obligan a reparar estos daños”, explica Marcos.

  • Es el caso del Port de Barcelona, que lleva cerca de dos décadas haciendo aportaciones de arena al litoral. A principios de la década de los 2000, el Plan Director del propio puerto llevó a ampliar las infraestructuras hacia el sur, lo que implicó el desvío de la desembocadura del río Llobregat unos dos kilómetros y la desaparición de un tramo de playas. 

“En aquel momento se consideró que, para compensar el impacto ambiental, el puerto debía colaborar a ampliar los espacios naturales, a crear una acumulación de arena justo al margen derecho de la desembocadura del río que se convirtiese en reserva y pulmón del litoral”, explica Ramon Griell Bernadó, subdirector general de Infraestructuras y Conservación en la Autoridad Portuaria de Barcelona. 

“Desde pocos años después de que arrancase la ampliación sur, el Port de Barcelona ha ido haciendo regularmente aportaciones de arena. La primera fue muy grande, de 500.000 metros cúbicos, y desde entonces han sido de uno 100.000 metros cúbicos cada una. A día de hoy, hemos depositado ya más de dos millones de metros cúbicos de arena. Es a lo que estamos comprometidos y lo que seguiremos haciendo”, señala Griell.

De acuerdo con el subdirector general de Infraestructuras y Conservación en la Autoridad Portuaria de Barcelona, el compromiso del Port pasa también por mejorar esta solución y hacer frente a los retos que se han ido descubriendo gracias a la experiencia adquirida en los últimos años. En este sentido, el Port de Barcelona está colaborando con la Dirección General de Costas para realizar cambios en la estrategia y buscar nuevas zonas de préstamo, para garantizar que los movimientos de arena sean lo más beneficiosos posibles para los ecosistemas. 

  • Encontramos otro ejemplo en la Autoridad Portuaria de Sevilla, que ha apostado por regenerar playas tan emblemáticas como la de Bajo de Guía en Sanlúcar de Barrameda o las del Parque Nacional de Doñana con los sedimentos que se obtienen del dragado de mantenimiento del canal de navegación del Guadalquivir. Tal y como explican desde el Puerto de Sevilla, el material extraído es estudiado en la draga para valorar la idoneidad de las arenas antes de ser trasladado a la costa. 

Las estrategias son diversas, pero el objetivo es claro: aumentar la resiliencia de la costa y proteger infraestructuras y ecosistemas.