Temas

A

Buscar

Lo artificial es lo natural: biotopos que enriquecen el mar

¿Se puede incentivar que haya más caballitos de mar o peces luna? Sí, gracias a los biotopos, arrecifes artificiales que crean hábitats favorables para determinadas especies. Están cobrando protagonismo en las costas del Mediterráneo y otros mares del mundo y en los últimos años se han creado diferentes proyectos, algunos con el apoyo y la colaboración de puertos.

Publicado el 05.07.2024
Los biotopos favorecen el equilibrio de la fauna marina y la regeneración de la vida en áreas degradadas (Anel.lides/PierNext).

Un biotopo en la Barceloneta

La palabra biotopo procede del griego y está formada por los términos bios, vida, y topos, lugar. Su definición no deja lugar a dudas: se trata de lugares en donde las condiciones ambientales son las más adecuadas para que se desarrolle la vida.

“Son estructuras que, si se ponen en zonas en donde se demuestra que hacen falta, favorecen que una especie pueda vivir en buenas condiciones y reproducirse”, explica Andrea Comaposada, bióloga y fundadora y directora de Anel·lides, una organización que promueve la investigación, el conocimiento y la protección del medio marino.

“Los biotopos favorecen el equilibrio de las poblaciones y la regeneración de la vida en áreas degradadas, como por ejemplo las zonas urbanas de Barcelona. Pero esto no significa que deban instalarse en cualquier sitio: es importante realizar estudios biológicos para determinar la necesidad de construir un biotopo y sus características”, señala Comaposada. 

“En estos estudios de biodiversidad se mira tanto la totalidad de especies que hay como el número de individuos, o si son juveniles o adultos, por ejemplo. Deben realizarse de forma prolongada en el tiempo, para entender la evolución y los cambios que se dan en el ecosistema”, añade.

Durante los últimos ocho años, Anel·lides ha realizado un estudio de estas características que ha llevado a la creación de un biotopo en la playa de Sant Sebastià, en el barrio de la Barceloneta de Barcelona. Se trata de un proyecto piloto que busca crear un territorio propicio para los caballitos de mar. El biotopo se instaló en mayo de 2024, impulsado por Anel·lides en el marco del proyecto de restauración RES-MED, liderado a su vez por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC)

La estructura de este biotopo está formada por barras y cuerdas naturales, para que los caballitos de mar puedan adherirse con la cola a los cabos de fibra natural y asentarse. “Con esta prueba piloto queremos ver si se favorece o no la llegada de caballitos de mar al biotopo y su aumenta su población. Hemos puesto cabos de diferentes tamaños, para ver en cuáles se quedan sujetos y se adaptan mejor”, explica la directora de Anel·lides.

“Nuestro objetivo es crear un hábitat para esta especie tan emblemática que vive aquí, pero que está en declive. Lo hemos hecho después de constatar que cada vez se realizan menos observaciones de caballitos de mar en la zona y que la creación de un biotopo puede resultar favorable”, añade Comaposada.

El mayor arrecife submarino artificial del Mediterráneo

A unos 80 kilómetros al sur de las playas de la Barcelona y del biotopo específico para los caballitos de mar, se encuentra Torredembarra, una localidad que tiene en sus aguas el mayor arrecife submarino artificial del Mediterráneo y el primero de sus dimensiones en todo el mundo. 

El conocido como Biotopo de Torredembarra tiene forma de pirámide, está formado por 40.000 toneladas de rocas de carbonato cálcico y asienta su base a 34 metros de profundidad. Se construyó en 2023 con el objetivo de restaurar el equilibrio ecológico de la zona y favorecer la reintroducción natural de especies autóctonas. Su forma y su material responden a una necesidad: el fondo marino de Torredembarra se compone sobre todo de arena, y la falta de rocas y otras estructuras naturales impide que algunos organismos vivan y se reproduzcan allí.

Detrás de la construcción de este biotopo está la iniciativa de Miquel Rota, constructor de arrecifes artificiales a través de Natural Art Reef y propietario del centro de buceo M. Roca Diving,  y de Oriol Milà, oceanógrafo y director del Port de Torredembarra. Un año después de su construcción, este biotopo ya ha dejado huella en la biodiversidad de la zona. 

“Cuenta con una impresionante nube permanente de vida marina a su alrededor, se ha convertido en una de las pocas estaciones de limpieza conocidas de peces luna, por lo que es habitual su avistamiento, y ya se han registrado varias inmersiones con avistamiento de delfines por los submarinistas”, señalan desde el proyecto.

El Biotopo de Torredembarra está dejando una estimulante huella en la biodiversidad de la zona. Destaca la presencia de peces luna (@biotoptorredembarra).

Del mar Báltico a Australia

Al norte de Alemania, las aguas del Báltico presentan un problema similar a las de Torredembarra: en muchos lugares el fondo marino es arenoso, por lo que proporciona pocos refugios y áreas de alimentación a las especies marinas. Otros motivos, como la degradación de sus hábitats, han hecho que muchas especies hayan experimentado un declive en los últimos años. Para solucionar este problema, un proyecto financiado por la Unión Europea ha dado forma a dos arrecifes artificiales en la costa de las localidades alemanas de Nienhagen y Rosenort.

Estos arrecifes están hechos de rocas naturales, estructuras de cemento, tejidos de malla y cuerdas que actúan como base para que crezcan algas, mejillones y muchos otros organismos. “Los dos arrecifes proporcionan hábitats submarinos artificiales a gran escala que crean refugio, zonas de alimentación y descanso para las especies de peces presentes en el área”, explican desde la Comisión Europea.

Además, la presencia de estos biotopos se ve más allá del área que ocupan. De acuerdo con los estudios realizados en los últimos años, los peces que crecen en el biotopo (por ejemplo, el bacalao, la especie que se ve más favorecida por este arrecife artificial) terminan dispersándose en un área más grande y aumentando así sus poblaciones.

Al otro lado del mundo, en el sur de Australia, se han instalado también biotopos con objetivos similares. Un ejemplo lo encontramos en la Port Phillip Bay, en donde se han instalado diferentes arrecifes artificiales para atraer peces y moluscos. Uno de ellos, de forma piramidal y con cuatro metros de ancho por cinco de alto, tiene como principal objetivo proporcionar hábitats de cría para especies pelágicas, y con ello aumentar la biodiversidad marina y mejorar la calidad de las aguas.

Esquema del arrecife artificial de Nienhagen, en la costa alemana (Stylekueste/Riff Nienhagen)

Divulgación, concienciación y estudios ambientales

Los biotopos mediterráneos de la playa de Sant Sebastià en Barcelona y el de Torredembarra tienen muchas diferencias, pero también similitudes y un importante punto en común: ambos buscan trasladar a la población la importancia de respetar nuestros mares y contribuir a su restauración. 

“No haces ciencia si luego no la explicas”, sostiene Comaposada. “Es importante contar a los ciudadanos por qué estamos haciendo esto. Explicarles que hay caballitos de mar en la Barceloneta y que las observaciones de individuos se están reduciendo. Que en Barcelona tenemos una gran biodiversidad que no se conoce, porque la gente ve la costa urbanas como lugares en los que disfrutar únicamente del ocio y del turismo. Después de explicárselo, pasan a verlas también como ecosistemas vivos, que es lo que son”.

Para favorecer la divulgación y la concienciación, desde Anel·lides organizan diferentes tipos de actividades y jornadas educativas y de ocio (muchas ligadas a la recogida de residuos que alteran la vida de los ecosistemas) en las que pueden participar los ciudadanos. En Torredembarra, el biotopo está muy ligado a las inmersiones de buceo. Tres centros autorizados llevan submarinistas a la pirámide para descubrir cómo la vida crece alrededor de sus rocas. Además, el biotopo es la base de numerosos estudios medioambientales. 

Cuando la educación deja huella, favorece la creación de nuevas iniciativas que tienen como objetivo mejorar la biodiversidad del mar. Algunas de ellas provienen de los más jóvenes: este mismo año, alumnos de Institut Escola Joan Ardèvol de Cambrils han creado un biotopo para mejorar el hábitat de las especies de la reserva del Cavet, también en el Mediterráneo.

Este biotopo fue fabricado con biocemento, pesa unos 2.300 kilogramos y se ha ubicado a cuatro metros de profundidad y a 200 metros de la costa. La estructura se suma a otros cinco arrecifes artificiales que ya existían en la zona.

“No haces ciencia si luego no la explicas”, explica la responsable del biotopo de la Barceloneta. “Es importante contar a los ciudadanos por qué estamos haciendo esto. Explicarles que hay caballitos de mar en una playa de Barcelona (FP/PierNext).

El papel de los puertos

Los puertos de todo el mundo se presentan como agentes relevantes tanto para favorecer la instalación de biotopos como para hacer un seguimiento de su evolución y estudios de biodiversidad posteriores. La estructura de la playa de Sant Sebastià, por ejemplo, contó con permisos y el apoyo técnico del Port de Barcelona, así como el soporte económico del ayuntamiento de la ciudad. Y se puede ir más allá.

“Los puertos son una pieza clave en el mantenimiento de los ecosistemas costeros, porque son la puerta de entrada y salida de los barcos”, explica Comaposada. “Tienen la oportunidad de contribuir legislando, favoreciendo la creación de leyes ambientales específicas que reduzcan la contaminación, e investigando, impulsando por ejemplo la realización de censos de biodiversidad. Para contribuir, los puertos deben priorizar la parte ambiental”, concluye la directora de Anel·lides.