Triton Submarines, tecnología catalana en las profundidades marinas
La innovación también existe en el fondo del océano, un territorio hasta hace poco desconocido pero extremadamente valioso para nuestro presente y futuro. Las capacidades tecnológicas de los batiscafos actuales ya permiten bajar a más de 10.000 metros. Este es el hito que ha logrado la americana Triton Submarines. Entrevistamos a Héctor Salvador, director de operaciones de la subsidiaria europea del fabricante de sumergibles que ostenta este récord mundial.
Mientras la humanidad centraba sus esfuerzos tecnológicos en el cielo enviando astronautas a la Luna y robots a Venus, a Marte y a los confines del sistema solar, el 70% del planeta había quedado en un segundo plano. Hasta ahora.
El desarrollo de la industria de los batiscafos es directamente proporcional a la importancia y protección que han ido adquiriendo los océanos. No hay que olvidar que son la fuente del oxígeno que respiramos, un sumidero de CO2, reguladores de la temperatura del planeta y la base de la cadena alimentaria.
“Aquí mismo, a diez millas de la bocana del Port de Barcelona, existe un ecosistema y una biodiversidad increíble. Es importante mostrárselas al gran público, que la gente entienda lo que tenemos aquí, lo amenazado que está y que se involucren en la protección del océano”, afirma Héctor Salvador, director de operaciones de Triton Submarines EMEA, en Sant Cugat del Vallès, subsidiaria de la sede ubicada en Florida, EE.UU.
Su portfolio de sumergibles tripulados están diseñados y fabricados para usos recreativos, profesionales, comerciales y para soportar estas profundidades extremas.
Además de ostentar este cargo, Salvador es el único español que ha bajado a 10.706 metros de profundidad, hasta el abismo de la Sirena, el punto más profundo de la Fosa de las Marianas, en un descenso que duró 12 horas. Lo hizo en un submarino de Triton, el único fabricante capaz, a día de hoy, de descender a estas profundidades.
“Los submarinos son máquinas transformadoras porque la persona que sube de una inmersión no es la misma persona que ha bajado”, asegura.
Pregunta: ¿Cómo consigue Triton Submarines bajar a unas profundidades que ninguna otra empresa ha logrado alcanzar?
Héctor Salvador (H.S.): Las grandes fosas de los océanos, entre los 8.000 y 11.000 metros de profundidad, solo representan un 2% de la superficie de los océanos. Históricamente, la mayor parte de la investigación oceanográfica se ha realizado hasta los 6.000 metros. Esta es la profundidad que alcanzan los grandes submarinos gubernamentales como el Alvin de Estados Unidos o el Mir ruso.
Entre los 6.000 y 11.000 metros las presiones son extremas y la tecnológica que se requiere es compleja. Dentro del pequeño sector de los fabricantes de sumergibles, nuestra competencia apuesta por la producción en serie, mientras que nosotros nos centramos en submarinos hechos a medida.
Las empresas que buscan un proyecto extremo nos llaman a nosotros por nuestra capacidad para prototipar y diseñar submarinos hechos a medida para misiones específicas.
¿Es la presión extrema entonces uno de los elementos más complejos del diseño de un submarino?
H.S.: La seguridad es absolutamente lo más importante. La industria petroquímica, por ejemplo, utiliza robots no tripulados. En Triton apostamos siempre por el vehículo tripulado porque creemos que solo un humano puede inspirar a otro humano.
Tenemos el único vehículo del planeta que puede bajar a la Fosa de las Marianas, a 10.994 metros de profundidad. El segundo que más baja lo hace a la mitad de esta profundidad.
Si alguna cosa falla, no hay absolutamente ninguna capacidad de rescate. La forma de evitarlo es desde la fase de diseño, redundancias en el sistema, hacer que el sumergible sea intrínsecamente seguro, pensar en todo lo que podría salir mal y que el vehículo tenga un sistema que pueda sobreponerse a ese fallo para terminar la inmersión con seguridad. Y esto es lo que hace que los submarinos sean unas máquinas tan complejas. Estamos viajando a los límites de nuestro planeta.
A estas profundidades extremas, ¿cómo se comunican con el exterior?
H.S.: Tenemos módems acústicos, ultrasonidos, que nos permiten transferir voz de forma analógica. Es lo más sencillo y lo más seguro. Después tenemos módems de datos que nos permiten enviar telemetría para que en la superficie sepan constantemente dónde estás, a qué profundidad y cuál es el nivel de oxígeno y de humedad en cabina. Ahora estamos probando una nueva tecnología que nos permite enviar video bidireccional por enlace láser.
Además de para expediciones científicas, ¿qué otras funciones se pueden realizar a profundidades tan extremas?
H.S.: Infraestructuras críticas como cables de datos, cables de alto voltaje, oleoductos o gasoductos se colocaban en el fondo del mar con la seguridad de que nadie podría llegar a ellos. El sabotaje de los gasoductos Nord Stream en el lecho marino del mar Báltico nos ha demostrado que ya no es así. Entonces es vital tener vehículos que puedan inspeccionar, mantener y proteger todas estas infraestructuras.
Dado que se trata de un sector relativamente nuevo, ¿quién lo regula?
H.S.: Nuestro submarino Aurelia es el primer sumergible fabricado en España, con la supervisión de la Dirección General de la Marina Mercante. Esto muestra el avance que han hecho las autoridades españolas para trabajar con nosotros, comprender los riesgos y la complejidad técnica y en desarrollar normativa para permitir tanto la construcción, la botadura, las pruebas de certificación y el abanderamiento de vehículos tan especiales como son los sumergibles tripulados.
Los sistemas de soporte vital, baterías, oxígeno, comida, agua, están diseñados para un mínimo de cuatro días y medio. Esto es una norma de certificación internacional que todos los fabricantes de sumergibles certificados deben cumplir.
El siglo XX fue el de la aviación y el espacio. El XXI va a ser el de los océanos y esto acaba de empezar. Cada vez habrá más sumergibles y más instituciones que comprendan el valor que tiene estudiar el fondo marino. Cada vez más comprenderemos lo que el océano nos puede aportar y tendremos más necesidad de acceder a él. Yo creo que esto solo es el comienzo de una nueva revolución donde la humanidad estará mucho más conectada con los mares.
¿Por qué, entre todos los países europeos, Triton Submarines escogió España para su sede EMEA?
H.S.: Barcelona fue la primera candidata, principalmente, por su infraestructura portuaria. El poder traer contenedores directos desde nuestra sede en Miami en apenas dos semanas y que ambas plantas de fabricación se pudieran comunicar fue un punto muy importante.
Por otro lado, necesitamos acceso al mar. Port Forum es nuestro puerto base, donde los prototipos se sumergen por primera vez, hacemos pruebas de estabilidad, se certifican todos los sistemas de seguridad y se completa la fase que nos permite acceder a aguas más profundas.
Barcelona reúne otra característica, y es que cuenta con profundidades de 1.000 metros a menos de 12 millas náuticas de la bocana del Port. Y en la Costa Brava tenemos hasta 3.000 metros de profundidad.
Gracias a la infraestructura y a la excelencia de los proveedores de la región nos hemos convertido en sinónimo de calidad en apenas cinco años.
¿Qué desarrollan aquí?
H.S.: Nos centramos en el I + D. Todo el desarrollo tecnológico se hace en Sant Cugat del Vallès, principalmente por el acceso a proveedores y a las cámaras de presión que nos permiten testar. En cuanto a la fabricación, nos centramos en el diseño de interiores, que es la parte del sumergible que está en contacto directo con el usuario final. En Estados Unidos trabajan más el exterior del vehículo. Después, en función de la procedencia del cliente, el ensamblaje final tiene lugar en el continente de destino.
Ahora estamos completamente especializados en electrónica tolerante a presión. Es una electrónica que no necesita ir dentro de una botella que la proteja de la presión externa, sino que puede ir en un pequeño recipiente bañado en aceite expuesto a la presión. Esto nos permite que el sumergible pese mucho menos, sea mucho más compacto y más fácil de mantener.
Todo esto es fruto de la excelencia de toda la industria que tenemos en Barcelona, ya que los motores se fabrican en el Vallés, las baterías en el Llobregat, los mecanizados en L’Hospitalet… Y gracias a las universidades podemos formar a becarios que después se quedan a trabajar con nosotros. Esto es muy importante porque al tratarse de una industria nueva es necesario formar a especialistas como mecánicos de submarinos. Esto hace que la empresa crezca con recursos locales.
¿Cuál es la capacidad de producción de la fábrica?
H.S.: Ahora mismo, podemos fabricar cuatro submarinos en paralelo. Tenemos que ampliar las instalaciones, que es otro reto de este año, porque se avecinan grandes proyectos que nos requerirán poder trabajar con seis sumergibles a la vez y en proyectos de una duración de 18 meses.
Ha mencionado que trabajan por encargo. ¿Quiénes son los clientes de Triton Submarines?
Curiosamente, el 100% son privados, es un nuevo paradigma de nuestro siglo. Cuando gobiernos como el de Estados Unidos ya no tienen capacidad para acceder al espacio, contratan a una empresa privada como SpaceX.
En el desarrollo de sumergibles sucede lo mismo. Son individuos con un buque oceanográfico privado que alquilan a los gobiernos para que puedan desarrollar campañas de investigación. Es un paradigma interesante. Antes, cada gobierno debía tener su buque oceanográfico con toda su dotación y mantenerlo para llevar a cabo entre tres y cinco campañas al año.
Veo una similitud con los mecenas que contribuyen a impulsar el desarrollo tecnológico. Alguien tiene que financiar este primer salto para que la tecnología acceda al mercado, se incremente la demanda y se convierta en más accesible.
¿En qué están trabajando ahora?
H.S.: El siguiente reto que nos hemos marcado es bajar de nuevo a estas profundidades extremas pero con cascos transparentes. Ahora mismo, el límite de esta tecnología son los 2.500 metros. El récord lo ostenta Aurelia, que es el único sumergible tripulado del mundo que ha alcanzado estas profundidades con un casco transparente.
Herederos de los hallazgos del biólogo y oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau, el primer hombre que compartió las maravillas de los océanos con el mundo entero a bordo del Calypso, los batiscafos del siglo XXI continúan alimentando la curiosidad del ser humano por alcanzar los límites del mundo. Un afán de aventura en pos de la ciencia y el conocimiento alimentados, en este caso, por tecnología catalana.