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El futuro de la innovación en Europa: la respuesta al informe Draghi
En respuesta a los demoledores informes sobre su futuro (Letta, Draghi y Niinistö) la Comisión Europea ha publicado 'A Competitiveness Compass for the EU', una hoja de ruta para impulsar la competitividad y la prosperidad sostenibles poniendo un especial énfasis en la innovación.
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Carles Rúa es Jefe de Innovación del Port de Barcelona y Director del Máster Executive en Supply Chain Management de la UPC.
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Tres informes sobre las amenazas a Europa
A lo largo de 2024 tres informes pusieron de manifiesto las debilidades europeas en el actual contexto económico y geopolítico: el informe de Enrico Letta sobre el mercado único, el informe de Mario Draghi sobre la competitividad europea y el informe de Sauli Niinistö sobre la seguridad europea.
De los tres, probablemente el más conocido y el que ha generado un mayor impacto es el Informe Draghi, presentado en septiembre de 2024, y que realiza un demoledor análisis de la competitividad europea (o de sus limitaciones) en comparación con Estados Unidos y China.
Draghi identifica tres grandes retos:
- reducir la brecha en cuanto a innovación con estos países
- compaginar las políticas europeas de sostenibilidad con las de competitividad
- mejorar la seguridad económica de la UE, incluyendo en este punto la reducción de dependencias en sectores críticos
Por lo que respecta a la innovación, Draghi destaca las dificultades europeas para convertir la investigación en productos de mercado, es decir en verdadera innovación, e identifica un conjunto de barreras:
- la escasa inversión europea en I+D, especialmente la inversión privada
- la carencia de un foco claro por lo que respecta a la financiación pública, lo que provoca una dispersión de recursos
- la fragmentación del mercado europeo, en tanto el concepto de mercado único sigue siendo un concepto teórico en lo que respecta a innovación y emprendimiento
- las barreras regulatorias, con una gran proliferación de instrumentos normativos no adecuadamente integrados
- la falta de personal capacitado
Para resolver estos problemas, Draghi propone centrar la I+D en prioridades estratégicas de la UE, mejorar la coordinación de programas, facilitar la comercialización de la innovación, incrementar la inversión privada en I+D y simplificar el marco regulatorio.
Pero, ¿qué va a hacer la UE ante estos retos?
La brújula para la competitividad de la UE
La primera respuesta formal de la UE al conjunto de desafíos identificados por Draghi es La brújula para la competitividad en la UE (A Competitiveness Compass for the EU), presentado el 29 de enero de 2025, un comunicado de la Comisión Europea en la que se define una propuesta estratégica con las principales actuaciones a realizar en el próximo lustro que permitan reavivar la economía y reducir la brecha competitiva.
La brújula se centra en estos tres pilares ya avanzados para impulsar la competitividad y un conjunto de acciones transversales necesarios para apuntalar la competitividad en todos los sectores: cerrar la brecha existente en innovación, desarrollar una hoja de ruta conjunta para la descarbonización y la competitividad, y reducir dependencias excesivas en sectores críticos a la vez que se mejora la seguridad.
Entre las acciones propuestas, podemos destacar:
- focalizar las inversiones en sectores clave (es el caso de la energía renovable, la inteligencia artificial y la biotecnología, entre otros)
- establecer políticas de cohesión que reduzcan las disparidades regiones en la UE y faciliten un desarrollo equilibrado en el continente
- simplificar y modernizar el marco regulatorio para hacerlo más eficiente y adaptado al mercado
- fortalecer el mercado único, eliminando y mejorando la integración del mercado interno para facilitar el comercio y la inversión
- impulsar la innovación y la digitalización, fomentando la adopción de tecnologías avanzadas y apoyar la investigación y desarrollo
- promover prácticas sostenibles y reducir las emisiones de carbono, alineándose con el Pacto Verde Europeo
- desarrollo de habilidades y talento invirtiendo en educación y formación para preparar a la fuerza laboral del futuro
- apoyar a las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) facilitando su acceso a la financiación y reduciendo su carga administrativa
¿Dónde apunta la brújula en materia de innovación?
Existen importantes barreras en Europa para convertir la investigación y la innovación en productos de mercado. A Competitiveness Compass for the EU propone una serie de medidas para paliar esta deficiencia:
- el desarrollo de una estrategia que facilite el crecimiento de start-ups y scale-ups eliminando los obstáculos actuales, entre los que se encuentran las barreras regulatorias (y a la falta de sandboxes al respecto que permitan a las empresas emergentes experimentar sus soluciones). También la limitada capacidad de las empresas para acceder a fondos de capital riesgo para innovar (especialmente las PYMEs), la no existencia de un verdadero mercado único del talento y el conocimiento (que se manifiesta con la fuga de talento a otras regiones con mejores oportunidades laborables) o la falta de foco en las políticas de innovación que se manifiesta en una dispersión excesiva de las ayudas públicas. La UE propone para ello desplegar la European Innovation Act, un paquete legislativo que pueda paliar estas deficiencias.
- en vez de enfrentarse a 27 regímenes legales distintos en cada Estado miembro, se propone un régimen legal armonizado a nivel de la UE, facilitando que las empresas innovadoras puedan beneficiarse de un conjunto único de reglas en todo el Mercado Único. Es el concepto de 28th legal regime referido a la propuesta de la Comisión Europea para simplificar y armonizar la regulación europea en cuanto a la creación de nuevas empresas.
- la necesidad de aumentar la inversión en I+D, coordinando proyectos de alto impacto y apoyando tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, la computación cuántica, las biotecnologías, la producción de energía limpia, la robótica, las tecnologías espaciales o la movilidad conectada y autónoma. En resumen, el objetivo es crear un entorno más favorable para la innovación y el crecimiento en Europa de empresas de base tecnológica.
- potenciar la digitalización y la aplicación de la inteligencia artificial en las empresas y, muy especialmente, en el sector público.
- las nuevas tecnologías precisan de infraestructuras (para la gestión de datos, computación en la nube, ordenadores cuánticos, tecnología 6G, redes de fibra óptica, satélites, ...) que deberán ser proporcionados creando un mercado único, también, de la conectividad.
- deberá desarrollarse una estrategia específica para cada una de las tecnologías de futuro de la UE.
- y para financiar la innovación se propone el desarrollo del programa de inversión TechEU que se desarrollaría en colaboración con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) e inversores privados y apoyaría la innovación disruptiva y fortalecer la capacidad industrial de Europa.
Un análisis realista de lo que propone la UE
La implantación de todas estas propuestas no va a ser fácil. De hecho, algunas voces críticas lo consideran irrealizable.
Pongamos por ejemplo la simplificación regulatoria.
No es la primera vez que la UE propone un proceso de racionalización normativa. En mayo de1996 se lanzó la Iniciativa SLIM (Simpler Legislation for the Internal Market) con el fin de identificar que paquetes legislativos del Mercado Único podrían ser simplificados. Casi 30 años después la proliferación regulatoria se ha convertido (¿se debería añadir lamentablemente?) en una característica identitaria de la UE. No en vano la expresión “Los EE. UU. inventan, China replica y Europa regula”, de la cuál no he sido capaz de identificar el origen, se ha repetido hasta la saciedad en los últimos tiempos. Tampoco ayuda a dar confianza en esta simplificación el hecho de que la implantación de las mesuras implica el desarrollo de nuevos paquetes legislativos que se sumaran a los actualmente existentes.
Incrementar los fondos dedicados a I+D+i es una iniciativa relevante, pero existen otros programas europeos, como pueden ser la defensa y la seguridad, que también están demandando fondos adicionales. Y la financiación es finita. De hecho, el reciente comunicado de Comisión Europea The road to the next multianual financial framework publicado el 11 de febrero de 2025, menciona la investigación y la innovación como prioridad, pero también menciona la agresión a Ucrania y la necesidad de incrementar los presupuesto en defensa y seguridad, las desigualdades en el seno de le UE, la inmigración irregular, la protección de la naturaleza, los desastres climáticos, la transición verde, digital y social, etc.
En este documento la Comisión destaca los principios clave para el próximo Marco Financiero Plurianual 2028-2024, que deberá ser:
- un presupuesto basado en políticas y no en programas
- más simple, con menos programas y un plan específico para cada país que vincule reformas clave con inversiones, centrándose en prioridades compartidas como la cohesión económica, social y territorial
- tener mayor impacto, en particular aprovechando el presupuesto de la UE para atraer financiación nacional, privada e institucional adicional
- más flexible, permitiendo respuestas rápidas a las crisis
Pero algunos de estos principios clave no están alineados con las apreciaciones del documento A Competitiveness Compass for the EU. Por ejemplo:
- si el presupuesto se basa en políticas y no en programas, será más difícil focalizar la financiación puesto que las políticas son, en general, más genéricas que los programas
- si se desarrolla un plan específico por país será más complicado planificar la innovación a nivel europeo y evitar la dispersión nacional entre los 27 estados
Y no olvidemos que en el próximo periodo financiero multianual habrá que empezar a retornar los fondos e intereses de los NextGenerationEU. Sí, quizás alguien se lleve una sorpresa, pero posiblemente no se ha hecho suficiente hincapié en que los manidos fondos del mecanismo de recuperación y resiliencia no son un regalo de Europa a los Estados miembros.
Sí que está claro el desarrollo del Fondo Europeo de Competitividad (European Competitiveness Fund) que invertirá sectores y tecnologías estratégicos y críticos para el crecimiento de la UE, incluida la investigación y la innovación, y proyectos importantes de interés común europeo. Pero el origen de los fondos sigue sin estar claro, aunque parece evidente la necesidad de incrementar de forma significativa la aportación privada a todos los programas europeos. La Comisión tiene intención de presentar el próximo marco financiero en julio de 2025. Quizás para entonces…
La mejor coordinación de las políticas de I+D y su integración con las políticas nacionales de los diferentes Estados miembros choca frontalmente con los propios intereses de los Estados, que cada vez presionan más para gestionar a nivel nacional los fondos que les corresponda, bajo las directrices de la UE, es cierto, pero adaptándolos a las especialidades de cada país. Esto, como ya hemos visto, se traduce en el Marco Financiero Plurianual en la propuesta de un plan específico por país
Por último, será necesario un cambio cultural en todo el todo el aparato de investigación y desarrollo europeo. Las universidades y centros de investigación en el continente basan su subsistencia, en la mayoría de los casos, en los fondos públicos, para los cuáles no es imprescindible una orientación clara al mercado.
Conclusión: más acción
El diagnóstico está hecho. Y la receta también está clara: si realmente Europa desea reducir la brecha en cuanto a innovación con Estados Unidos y China debe iniciar cambios estructurales en su política de I+D+i: simplificación regulatoria, más inversión pública y, sobre todo privada, mayor coordinación, focalización en los sectores estratégicos…
Cómo va a implementar todas estas políticas de una forma realista sigue siendo la gran incógnita. Más teniendo en cuenta el tumultuoso escenario geopolítico que se avecina.
Pero el tiempo de las ideas se acaba, llega el momento de la acción.
¿Está Europa dispuesta?