Los puertos y su función en el desarrollo sostenible
Si entendemos desarrollo económico como ‘la capacidad de los países o las regiones para crear riqueza a fin de mantener la prosperidad o el bienestar económico y social de sus habitantes’ (según la definición de Wikipedia), también debemos entender que dicha capacidad implica múltiples dimensiones, que van desde el desarrollo del capital humano hasta la infraestructura crítica, pasando por la competitividad regional, la sostenibilidad ambiental, la inclusión social, la salud, la seguridad e incluso la alfabetización.
Pedro Arellano Gil es Adjunto Dirección General del Port de Barcelona, patrono de Fundació Cares, consejero de PortVell de Barcelona y de la Escola Europea Intermodal Transport, así como en start-ups de base tecnológica.
¿Cómo se equilibran las preocupaciones económicas con las de otra índole para garantizar que el comercio internacional es sostenible a la vez que se beneficia la cadena de suministro? La respuesta solo puede ser multidisciplinar: ampliando el alcance de la evaluación de beneficios y costes y aprovechando la actividad portuaria para hacer que la sostenibilidad sea un mecanismo que impulse el desarrollo económico de la zona y, por ende, del país.
Con ese propósito nacía el Plan de Sostenibilidad Sectorial en 2016: dar respuesta al desarrollo sostenible de la comunidad portuaria para actuar más allá de las soluciones individuales de cada una de las organizaciones que forman este sector.
Para lograrlo, el Port concibe la sostenibilidad desde una triple perspectiva: ambiental, económica y social. Las políticas de los puertos deben estar interrelacionadas a través de estas tres dimensiones utilizando un enfoque integrado para aprovechar al máximo el potencial y fortalecer los procesos portuarios destinados a desarrollar un puerto sostenible a largo plazo.
A pesar de llevar más de veinte años preocupándose activamente por el medio ambiente, en 2017 se impulsó el Plan de Mejora de la Calidad del Aire, que incorpora 53 acciones que han permitido reducir de manera efectiva las emisiones contaminantes de la actividad portuaria. Entre ellas, destaca la apuesta por el GNL como el combustible de movilidad para los buques, los camiones y la maquinaria de la terminal, así como la renovación de la flota de vehículos del puerto y las bonificaciones a los buques energéticamente más eficientes. El objetivo último es convertir al Port de Barcelona en el principal hub de suministro de GNL del Mediterráneo.
El Plan de Sostenibilidad Sectorial nace en 2016 para dar respuesta al desarrollo sostenible de la comunidad portuaria, actuando más allá de las soluciones individuales de cada una de las organizaciones que forman este sector.
Por lo que respecta a la actividad económica, el clúster industrial que forman las 500 empresas de la Comunidad Portuaria genera un volumen de riqueza de 3.530 millones de euros (1,7% del PIB catalán) y el 1,1% del empleo de Cataluña (41.200 puestos de trabajo). Todo esto se traduce en unos beneficios para el tejido industrial y comercial de la comunidad de 9.262 millones de euros (el equivalente al 6% del PIB y al 5,4% de la ocupación del país).
Pero el éxito del puerto no depende únicamente de su capacidad para dinamizar la economía y crear empleo, sino también de aspectos intangibles, como la confianza generada en la sociedad o su vinculación con la prosperidad de su ciudadanía. El desarrollo sostenible implica satisfacer las expectativas de los clientes, pero también las de todos los heterogéneos grupos de interés vinculados al puerto. Es importante que la metrópolis sienta de manera intensa y positiva que el hecho de tener un puerto es un factor que suma y facilita la posibilidad de arraigo al territorio. El Port nació a la par que Barcelona, allá en el siglo i a.C., y desde entonces mantiene su misma razón de existir: conectar territorios y fomentar el comercio de sus gentes más allá de la propia demarcación, facilitando así el desarrollo de sus vidas. En estos momentos, es importante trabajar esa idea primigenia de relación positiva entre la infraestructura y los habitantes de su metrópolis. El Plan de Sostenibilidad Sectorial y las iniciativas que del mismo se emanan son herramientas clave para lograrlo.
El éxito del puerto no depende únicamente de su capacidad para dinamizar la economía y crear empleo, sino también de aspectos intangibles, como la confianza generada en la sociedad o su vinculación con la prosperidad de su ciudadanía.
Cómo se genera esta influencia
Para generar una sinergia de este tipo hay que responder a las expectativas que los diferentes grupos de interés tienen sobre esta infraestructura, sin que importe demasiado si la respuesta proviene de la Administración pública o de la iniciativa privada. Para desarrollar esta relación más intensa y positiva, primero hay que lograr cambiar las relaciones que tiene el puerto respecto a sus stakeholders. Se empieza mapeando quiénes son estos grupos de interés (en nuestro caso, existen más de treinta, que, además, tienen sus propios subgrupos), para continuar identificando a los partners portuarios (servicios al buque, a la ciudadanía, al pasaje, las administraciones públicas, etc.) e identificando sus correspondientes expectativas. A partir de ahí, se trabajan los espacios de relación entre los grupos de interés y los partners portuarios.
A continuación, se articula el Plan de Sostenibilidad, que es lo que a escala operativa ofrece una serie de rutinas que ayudan a bajar a tierra cómo se van a abordar todas esas expectativas: qué líneas priorizar, qué actividades realizar dentro de estas líneas, la difusión de los resultados, etc.
Cada año, en la memoria anual se clasifican los resultados obtenidos tanto en el terreno numérico como de buenas prácticas, para así tener una fotografía en el tiempo de cómo se está avanzando en materia de sostenibilidad. A partir de esta memoria, se detectan los ámbitos de mejora y las carencias, para las que se proponen iniciativas para desarrollar por la comunidad portuaria y que están alineadas con los Objetivos Mundiales de Desarrollo Sostenible de la ONU (UN SDG).
El Plan de Sostenibilidad ofrece una serie de rutinas que ayudan a bajar a tierra cómo se van a abordar todas las expectativas de los grupos de interés que forman la comunidad portuaria: qué líneas priorizar, qué actividades realizar dentro de estas líneas, la difusión de los resultados, etc.
Una nueva forma de mirar el puerto
Hay que tener claro que, desde una infraestructura portuaria, por sí sola, no pueden abordarse cuestiones tan complejas como los equilibrios o los desequilibrios existentes en el comercio global, por más preocupado que el puerto pueda estar en ello. Su responsabilidad implica centrarse en abordar aquellas cuestiones cuyo ámbito de influencia le resulta propio, favoreciendo así un desarrollo más integral, progresivo y sostenible en su radio de acción.
De todas maneras, un puerto puede llegar a influir en esos otros ámbitos de preocupación global, cuando aprovecha su capacidad para incidir en aquellos organismos internacionales ante los que tenga ascendencia. Este tipo de actuaciones también supone poder trabajar desde los puertos por la sostenibilidad de su infraestructura.
Este desarrollo de la influencia del puerto tiene una singularidad especial en el factor humano, tanto en apoyar la empleabilidad de las personas de su metrópolis en el sector portuario, pasando por trabajar en contrarrestar las externalidades que esta actividad industrial pueda generarles, como llegando a lograr que esas personas sean apasionados defensores de un bien público como es el puerto. Influir positivamente en el factor humano siempre es determinante para la sostenibilidad.
En la actualidad, la Comunidad Portuaria mantiene una mirada muy favorable a la sostenibilidad y se han tomado ya muchas medidas relacionadas con la misma, pero tenemos que explicarnos más y mejor. El reto de la Comunidad Portuaria de Barcelona también incluye involucrarnos más y mejor con nuestros grupos de interés. Este trabajo conjunto en el marco del Plan de Sostenibilidad Sectorial nos ayudará a hacer posible un futuro más sostenible para el puerto.
Así pues, es evidente que la sostenibilidad es un reto colectivo que hay que alcanzar entre todos. Resulta tremendamente inspirador llegar a imaginar lo que puede significar, para el futuro del Port de Barcelona, llegar a decir que no solo somos competitivos en los mercados globales, sino que también somos sostenibles a largo plazo: este es nuestro anhelo compartido.