Cuatro enfoques para regular la descarbonización del transporte marítimo: OMI, UE, USA y China
En una década decisiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo, las regulaciones y las políticas se presentan como un elemento fundamental para que se desbloqueen vías de financiación y se implementen los cambios necesarios. Para comprender mejor el contexto actual, sus oportunidades y sus desafíos, un estudio de DNV analiza las regulaciones de la Organización Marítima Internacional, la Unión Europea, Estados Unidos y China, cuatro actores protagonistas del sector marítimo a nivel internacional.
Las regulaciones, clave para la descarbonización
El informe ‘Maritime Forecast to 2050’ de DNV identifica las tres claves principales que pueden determinar el proceso de descarbonización de los buques a partir de esta década: las políticas y las regulaciones, el acceso a inversores y a capital y las expectativas de los clientes y los dueños de las embarcaciones.
El momento es decisivo. Ante la escasez prevista de combustibles neutros en carbono, la industria marítima necesita explorar todas las opciones de descarbonización para lograr una reducción del 20 % en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y continuar hasta alcanzar las cero emisiones netas en 2050 (las metas que marca la Organización Marítima Internacional).
De no tomarse medidas significativas durante esta década, será muy complicado alcanzar los objetivos marcados por el Acuerdo de París. Es decir, mantener la subida de las temperaturas globales por debajo de 2 ºC y lo más cerca posible de 1,5 ºC (tomando como referencia la media preindustrial).
La primera de las tres claves que señala DNV, la aprobación de políticas y regulaciones, es fundamental para definir el marco en el que se desarrollarán todas las demás acciones. “La regulación desempeña un papel crucial en la aceleración de la descarbonización del transporte marítimo de varios modos: estableciendo estándares, ofreciendo incentivos económicos y propiciando la igualdad de condiciones”, explica Javier Garrido, investigador del Centro de Innovación y Transporte (CENIT) y doctorando del Port de Barcelona.
En este proceso de descarbonización, cuatro actores juegan un papel fundamental, ya sea por su influencia en la toma de negociaciones a nivel internacional o por el volumen de su flota: la Organización Marítima Internacional (OMI), la Unión Europea (UE), Estados Unidos y China.
Tres son las claves para el proceso de descarbonización de los buques a partir de esta década: las políticas y las regulaciones, el acceso a inversores y a capital y las expectativas de los clientes y los dueños de las embarcaciones
La nueva estrategia de la OMI
Este 2023, la OMI ha presentado importantes novedades reglamentarias con el objetivo de acelerar la descarbonización del sector. “Algo indispensable, dado que el transporte marítimo es internacional y por ende se deben establecer objetivos y regulaciones globales”, señala Garrido.
Los objetivos previos de la OMI aspiraban a lograr una reducción del 50 % de las emisiones en 2050, tomando las cifras de 2008 como referencia. La revisión de esta estrategia establece objetivos mucho más ambiciosos, que incluyen la reducción del 20% de las emisiones en 2030 y del 70% en 2040, y la meta final de lograr emisiones netas cero en 2050.
“Además de esta mayor ambición común de alcanzar unas emisiones netas nulas de gases de efecto invernadero cerca de 2050, está el compromiso de garantizar la adopción de combustibles alternativos con emisiones nulas o casi nulas de aquí a 2030 y de establecer puntos de control indicativos para 2030 y 2040”, añade Garrido.
El objetivo de la OMI es que las tecnologías, los combustibles y las fuentes de energía con emisiones cero o casi nulas de gases de efecto invernadero representen al menos el 5 % de la energía utilizada por el transporte marítimo internacional, mientras se trabaja porque alcancen el 10 %.
El papel clave de la UE en el escenario internacional
La UE también ha introducido novedades reglamentarias importantes. Uno de los puntos más destacados es la inclusión del transporte marítimo en el Sistema de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (UE ETS) a partir de 2024. Esto implica que se establecerán requisitos de reducción de emisiones específicos para los buques, que se irán reduciendo cada año en línea con los objetivos de descarbonización de la UE.
Otras de las medidas más importantes adoptadas por la UE son la iniciativa FuelEU Maritime, que busca aumentar el uso de combustibles alternativos sostenibles en el transporte marítimo y en los puertos, y la Alternative Infraestructure Regulation (AFIR), que promueve la instalación de más estaciones de recarga y repostaje de combustibles alternativos.
Estas dos regulaciones forman parte del Fit for 55 package, un paquete de medidas que tiene como objetivo que la UE reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030 en comparación con los niveles de 1990, y alcanzar la neutralidad climática en 2050.
“La UE desempeña un papel importante en el escenario internacional al liderar la transición hacia una economía verde. Desde Europa se está haciendo una especial apuesta con el paquete Fit for 55, una apuesta muy valiente para liderar la descarbonización del transporte marítimo a nivel europeo que tendrá impactos a nivel internacional. Sin embargo, es esencial que en los próximos años se alinean bien con los objetivos definidos por la OMI, para evitar desventajas competitivas entre los diferentes mercados internacionales”, reflexiona Garrido.
Tal y como señalan desde el DNV, para la UE la descarbonización es también una oportunidad para desvincular el crecimiento económico del uso de recursos y para crear nuevas oportunidades económicas ligadas a las tecnologías y las soluciones limpias.
La hoja de ruta de Estados Unidos
Tal y como explican en el estudio ‘Maritime Forecast to 2050’, Estados Unidos no cuenta con un objetivo climático en sus leyes nacionales, pero su reincorporación al Acuerdo de París en 2021 liga al país al compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas. Será necesario esperar para conocer mejor sus objetivos reales, fundamentales para determinar el devenir de la descarbonización.
“El hecho de que Estados Unidos no tenga un objetivo climático en sus leyes nacionales puede tener un impacto negativo en la lucha contra el cambio climático a nivel internacional”, reflexiona Garrido. “Estados Unidos es un actor importante en el comercio internacional y en las negociaciones climáticas. Por tanto, podría obstaculizar los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con los objetivos climáticos”.
Tal y como explican desde DNV, en los últimos años se han dado algunos pasos. El Departamento de Estado de Estados Unidos y la Casa Blanca han emitido una estrategia a largo plazo comprometiéndose a lograr emisiones netas cero para 2050. Por otro lado, varias agencias federales han desarrollado una hoja de ruta para reducir las emisiones del sector del transporte, incluido el marítimo, que se publicó en enero de 2023.
“La hoja de ruta para el sector marítimo describe acciones en materia de investigación e innovación, en materia de compromisos por parte de las partes interesadas tanto nacionales como internacionales, en materia de inversión en infraestructura y en la mejora del diseño y en materia de planificación”, explican en el informe.
Las posibilidades de China
El cuarto agente relevante en la descarbonización mundial es China, un país que juega un papel muy importante en las negociaciones y que además concentra una gran cantidad de actividad marítima. “China es parte de la OMI y ha participado en la adopción de regulaciones y objetivos globales para la reducción de emisiones en el transporte marítimo. Su colaboración en estas iniciativas es esencial para lograr un enfoque coordinado a nivel internacional”, explica Garrido. “Además, juega un papel muy importante para la descarbonización, ya que concentra los 10 puertos más grandes del mundo”.
“Si China no completa la transición hacia una economía con bajos niveles de emisión de carbono, será imposible alcanzar los objetivos climáticos mundiales. El país emite el 27 % del dióxido de carbono y un tercio de los gases de efecto invernadero de todo el mundo”, añade.
En septiembre de 2020, China anunció su objetivo de alcanzar un máximo de emisiones de carbono para 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060, lo que se conoce como los objetivos 30-60. En lo relativo al sector marítimo, el país ha presentado su intención de desarrollar buques impulsados por energía eléctrica y gas natural licuado (GNL), entre otras iniciativas.
Las regulaciones de estos cuatro agentes protagonistas pueden determinar el rumbo y el ritmo de la descarbonización en los próximos años. En otras palabras, tienen un papel fundamental para reducir el aumento de las temperaturas y evitar las peores consecuencias del cambio climático.