La digitalización del sector transitario: vital para su supervivencia
Para los transitarios, la digitalización es un desafío estratégico, ya que engloba más factores que, simplemente, pasar del papel al formato electrónico y de la habilidad para encontrar y enviar informaciones en la red. La innovación en la cadena portuaria también es cosa de las empresas transitarias.
Xavier Lluch es consultor independiente en transportes, logística y comercio exterior.
Joan Carles Suari es Catedrático de la Universitat de Barcelona (UB), experto en comercio exterior e integración europea.
Tradicionalmente, el transitario se ha encargado de organizar el transporte. Inicialmente, como agente de los transportistas o comisionistas de tráfico o forwarding agents y, posteriormente, asumiendo directamente las obligaciones del transportista bajo la denominación actual de transitarios o freight forwarders.
Los cimientos de esta profesión se han basado en el conocimiento, experiencia, organización internacional y capacidad de resolución ante incidencias eventuales, apoyada más en los recursos personales que en la gestión de activos fijos.
La función de las compañías transitarias ha sido la de facilitar las operaciones de comercio internacional, añadiendo al transporte otros servicios dentro de un paquete global (grupaje, manipulación, tramitaciones aduaneras o almacenamiento y distribución).
Ahora ya dejamos de pensar en documentos para hablar de conjuntos de datos que permiten adoptar una nueva visión en toda la organización, integrando los procesos administrativos con los clientes, la selección de las rutas más eficientes, la gestión de las ofertas y la transmisión de información, conectando con las operaciones y los flujos financieros.
El impacto de la digitalización transitaria
La digitalización cambia el entorno de la tarea desarrollada por los transitarios, así como la de muchos de sus clientes y proveedores. Afecta a aspectos clave de su valor añadido: la agrupación de varias expediciones, la información sobre rutas, precios y capacidades, la trazabilidad de las operaciones, la gestión de la cadena de transporte y la contratación.
La digitalización transitaria simplifica drásticamente el trabajo gracias a la automatización de procesos que antes demandaban una intervención personal. Naturalmente, todo esto no sería posible sin una continuada estandarización y la mejora continua de las operaciones subcontratadas como transporte, almacenamiento, despachos de aduanas y otras prestaciones.
En este contexto, profesiones y actividades que hasta ahora coexistían con la del transitario tienden a invadir su terreno: navieras, aerolíneas y plataformas digitales que ofrecen información y reservas u otros modelos de empresa basados en la economía digital.
En el transporte marítimo, la concentración de empresas y la utilización eficiente de nuevas tecnologías permite contactar con los cargadores finales directamente. Las plataformas digitales son cada vez más eficaces e intuitivas e incluyen también al cargador.
Por otro lado, el crecimiento de empresas como Amazon, que venden directamente al consumidor, disminuye el número de mercancías de los circuitos clásicos para engrosar sus propias redes de transporte y distribución. Estos volúmenes van en detrimento del mercado que gestionan los transitarios tradicionales.
Los nuevos transitarios nativos digitales y sus modelos de negocio son muy diferentes de los tradicionales. También está prevista la irrupción de meta plataformas o plataformas al servicio de estos nuevos transitarios como un sistema más sofisticado que facilita el encuentro entre la oferta y demanda.
La evolución del papel del transitario
Las tecnologías de la información permiten, entre otras cosas, operar con una base de clientes mucho más amplia de lo que era posible con métodos tradicionales. La competencia es mucho más dura que antes, puesto que los distintos operadores de mercado y los nuevos agentes cuentan con todas las opciones para trabajar con su base de clientes, aunque el número de los que acceden al mercado internacional también esté creciendo. Como resultado, el mercado de los transitarios tradicionales está disminuyendo progresivamente.
Naturalmente, los transitarios actuales pueden ir evolucionando y adaptándose a un entorno donde las tecnologías de la información juegan un papel fundamental. Pero sus conocimientos profesionales y su organización quedan progresivamente relegados a un segundo nivel, mientras que el contacto, la experiencia con el cliente es protagonizada por la gestión de la información. Sus conocimientos profesionales y su organización siguen estando ahí, algo ocultos bajo esta capa de gestión digital.
No obstante, no hay que caer en el engaño. La evolución necesaria debe ser bastante radical. Si algunos comparan la actividad del transitario con la del agente de viajes, deberíamos analizar lo que está pasando en este sector, excluyendo el COVID-19. ¿Recuerdan la última vez que fueron a una agencia?
Durante mucho tiempo, el valor del transitario ha residido en su capacidad para reunir conocimientos e información sobre multitud de servicios conectados y su capacidad de reacción ante incidentes en el transporte. Pero la evolución de los sistemas de información y la progresiva mejora de calidad y estandarización de los transportes cambian radicalmente su función.
Los esfuerzos para digitalizar la tarea del transitario deben abordar la simplificación y la automatización de tareas como la transformación de las relaciones con sus clientes; la automatización de los procesos de cotización y reservas; la transparencia de datos de las expediciones entre proveedores y clientes; la reducción de costes de personal en relación al número de operaciones intervenidas; y, sobre todo, otra mirada sobre el negocio, sin olvidar la que ahora deberá incluir no solo aspectos vinculados con el transporte sino también con la gestión de las informaciones.
¿Seguirán existiendo los transitarios tal y como los hemos conocido hasta ahora? Aunque los cambios no se producen de un día para otro, la irrupción de la digitalización comporta profundas transformaciones que aconsejan no excluir ninguna posibilidad
Interrogantes futuros
En 2016, la compañía Maersk ya declaró su voluntad de dirigirse al cargador, al cliente final. Este reto es posible porque la digitalización de los procesos es mucho más factible en el seno de su organización, que cuenta con su propio estándar interno y, por tanto, la gestión de las diferentes fases del transporte se simplifica enormemente. Recientemente, la compañía anunció que incorporaba el transporte terrestre de contenedores a su oferta y acaba de anunciar la contratación de una base logística en la ZAL de Barcelona.
El portal Freightos es un mercado virtual que permite acceder a multitud de ofertas mediante una sola petición, facilita cotizaciones instantáneas a la vez que ofrece servicios de seguimiento y mensajería. No pretende desplazar a los transitarios ni a los transportistas, sino favorecer el contacto directo con el cargador para convertirse en la puerta de entrada para estos profesionales.
Los volúmenes gestionados por lo que podemos denominar “outsiders”, con Amazon a la cabeza, son cada vez mayores. Estos operadores ya disponen de sus propias flotas de transporte y de sistemas de distribución gracias a su enorme capacidad para gestionar información, no solo de las expediciones, sino de la demanda potencial de los productos en oferta. La digitalización se sitúa en la base de su desarrollo.
Así mismo, entidades como las autoridades portuarias, navieras y otros operadores del sector tienden cada vez más a ofrecer, en aras de la transparencia, servicios de información al cliente final hasta hace poco reservados al transitario, como son servicios de track and trace de contenedores o de notificación de eventos y del estatus asociado a los mismos.
Las plataformas o “transitarios digitales” gestionan grandes cantidades de información y se dirigen al cliente con soluciones globales puerta a puerta, que ejecutan mediante su propia organización o a través de subcontrataciones. Toman la iniciativa con el cliente y dejan que sean los operadores “anónimos” los que efectúen las operaciones.
A estas alturas, nombres como “Freightos”, “iContainers”, “Twill logistics”, “Flexport”, “Freighthub” o “WebCargo” se han convertido en familiares. A algunos, no tan nuevos, hay que sumarles los grandes operadores internacionales que crean sus filiales o divisiones digitales y las enseñas de grandes navieras que han venido para quedarse y competir en un mercado globalizado y digitalizado.
¿Seguirán existiendo los transitarios tal como los hemos conocido hasta ahora? ¿Estamos asistiendo a una mutación del mercado definida por la capacidad para gestionar grandes cantidades de información? Este es el reto que cada empresa transitaria afrontará con la estrategia que sea más adecuada y posible. Aunque los cambios no se producen de un día para otro, la irrupción de la digitalización comporta profundas transformaciones que aconsejan no excluir ninguna posibilidad.