Según el director comercial regional de DP World para Europa y Rusia, Dirk Van den Bosch: “El significado de Port-Centric Logistics varía en función de a quién se lo preguntes”. Es decir, su definición depende del uso que cada puerto le dé para mejorar la eficacia de su línea de abastecimiento.
En general, la PCL (por sus siglas en inglés) se puede definir como un sistema de distribución que mantiene las mercancías dentro de los puertos, lo que significa que el enclave es el centro de la cadena de suministro. Esto permite que los stakeholders puedan almacenar sus mercancías en vez de llevarlas a almacenes externos, lo que reduce las fases de manipulación durante el proceso de distribución.
A pesar de su reciente popularidad, la PCL no es nada nuevo. De hecho, antes de la llegada de los contenedores a la industria marítima, la mayoría de las mercancías se almacenaban en depósitos o almacenes en el perímetro del puerto.
Pero con la llegada del contenedor y del desarrollo del transporte intermodal, las mercancías empezaron a redirigirse cerca de su destino final, donde se vaciaban los contenedores y la carga se transfería a una nave o centro de distribución. De esta manera, a pesar de ser un punto clave de la cadena, el puerto dejó de considerarse el centro del sistema.
Por eso, los puertos buscaron nuevas soluciones para agilizar todos los procesos logísticos y, a la vez, reducir el impacto medioambiental. Estas son dos de las ventajas que se obtienen al almacenar, manipular y enviar sus mercancías en las instalaciones portuarias. Sin embargo, este sistema también tiene sus inconvenientes.
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¿Por qué los puertos optan por la PCL?
Según Dirk Van den Bosch, que hace poco expuso sus reflexiones en un seminario web sobre la PCL organizado por Port Technology International, la presión para cambiar los modelos de planificación proviene de tres frentes: la economía, la cadena de suministro y la sociedad.
La parte económica se basa en el desequilibrio que existe entre el coste del tráfico de contenedores y la necesidad de ahorrar combustible. Si dos contenedores se dirigen al mismo lugar, se pueden combinar para ahorrar dinero y carburante. Estos kilómetros en vacío alivian la congestión de carreteras, que a su vez disminuyen las tensiones económicas. También ayuda a frenar la demanda de más conductores de camiones, motivo que preocupa bastante en el sistema de distribución actual. Según la Unión Internacional de Transporte por Carretera, la falta de conductores va en aumento y se espera que alcance el 36% en 2020.
En cuanto a las presiones de la cadena de suministro, se han planteado muchas dudas sobre la fiabilidad de las llegadas y salidas, lo que según Van den Bosch está disminuyendo en estos momentos. Con el modelo PCL, los puertos y todo su ecosistema podrán resolver los problemas de visibilidad de forma más eficiente y crear cadenas de suministro firmes que mejoren su fiabilidad.
Por último, las presiones sociales que, al igual que el pacto verde y el cambio en las exigencias por parte del cliente final, también son responsables de este cambio en la gestión de la logística. Por ejemplo, se ha demostrado que el modelo PCL reduce las emisiones de dióxido de carbono, una de las principales prioridades de la industria marítima hasta la fecha. Además, la cultura de la satisfacción instantánea, creada por el comercio electrónico y el Efecto Amazon, implica que la industria tenga que trabajar sometida a una reducción en los tiempos de entrega, lo que afecta directamente a la experiencia del usuario.