3D Factory Incubator: un ‘hub’ para revolucionar el sector industrial con fabricación de kilómetro 0
Como otras tecnologías disruptivas, la impresión 3D tiene la capacidad de revolucionar los procesos industriales y productivos. La fabricación aditiva permite reducir costes y tiempo de introducción de nuevos productos, aumentar el ritmo de producción y optimizar el diseño y la calidad. Las incógnitas se centran en el tiempo de maduración e implantación de esta tecnología: ¿Cuánto tardará la impresión 3D en extenderse de manera generalizada en la industria? ¿Cómo afectará su uso a los flujos del comercio internacional? PierNext plantea estos interrogantes en la 3DFactory Incubator, donde start-ups pioneras impulsan la fabricación aditiva a gran escala.
El Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB) y la Fundació Leitat han impulsado la 3DFactory Incubator, una incubadora de impresión 3D única en Europa que se integra en el ecosistema innovador del principal hub logístico del Mediterráneo, conformado también por el Port de Barcelona, la ZAL y el Aeropuerto. Como explica su directora, Aintzane Arbide, el objetivo es incubar los 25 mejores proyectos –pymes y microempresas– del sector para que las empresas nazcan con vocación 3D desde el inicio. El emprendedor que trabaja en estos 600 metros cuadrados tiene perfil industrial y sabe cómo aprovechar toda la instalación y maquinaria que ofrece el lugar.
La impresión 3D tiene una gran capacidad disruptiva y a pesar de que el grado de madurez de la tecnología es muy elevado, la adopción por parte de las empresas es todavía baja. “Es increíble todo lo que se puede hacer ya con la impresión 3D. El problema es que las empresas no saben cómo usar todo lo que brinda esta tecnología, por eso debemos hacer un especial esfuerzo para ayudar a su integración”, apunta Arbide. ¿A qué se debe esta baja adopción? En parte, a que se trata de un sistema muy nuevo, con menos de 10 años de recorrido en Europa.
Joan Folguera, CEO de INTECH3D –una de las empresas incubadas en la 3DFactory Incubator– lleva más de tres años a la cabeza de la consultora de impresión 3D líder en el territorio y conoce muy bien el sector. “Es a partir del 2012 cuando vemos un crecimiento exponencial del uso de esta tecnología en Europa, justo cuando se liberaron las patentes en Estados Unidos” explica Folguera. La caducidad de dichas licencias han permitido una mayor expansión al entrar en juego un mayor número de desarrolladores y fabricantes. Aun así, en tan pocos años, la implementación real es todavía escasa. Por eso, las empresas como INTECH3D, conocedoras del enorme potencial de la impresión 3D a nivel industrial, tienen el reto de abrir los ojos al resto de las compañías y hacerles ver sus múltiples aplicaciones y ventajas.
En ocasiones, la no inclusión de esta tecnología viene dada porque no hay una formación previa en el mundo empresarial. Para poder adoptar la impresión 3D hay que entenderla, testearla y ensayar sus usos. La unión de entidades como las universidades, centros de FP y empresas es clave para formar y crear nuevos profesionales relacionados con el sector. Que a su vez, integrarán con conocimiento la tecnología desde el inicio de su vida laboral.
El listado de beneficios de las empresas que sí han incluido la impresión 3D en sus procesos de producción es extenso: flexibilidad y prototipado rápido, reducción de costes, personalización y múltiples aplicaciones aún por descubrir.
El caso de Volkswagen pone de manifiesto todo el provecho –temporal y económico– de esta tecnología. La marca alemana es el primer fabricante automovilístico en usar lo último en el sector: el proceso HP Metal Jet, que simplifica y acelera la impresión 3D metálica. Su productividad es hasta 50 veces mejor que con otros métodos de la misma técnica y, por primera vez, la impresión tridimensional está lista para la producción en masa en la industria automovilística. Es cuestión de tiempo que los beneficios con los que ya cuenta el sector del motor a cuatro ruedas, se expanda a otras divisiones.
La 3D Factory experimenta a diario las ventajas del uso de esta tecnología, ya que cuenta con diversos modelos de impresión para cubrir todas las necesidades de las empresas incubadas; impresoras de escritorio como la Sigma (FDM), la FormLabs (SLA) o la Sinterit Lisa (SLS) para, por ejemplo, prototipado o fabricación de piezas. También disponen de impresoras industriales para una producción a mayor escala; Stratasys J750 (Polyjet), Stratasys Fortus 450 (FDM), HP Jet Fusion 3D 4200.
Y si lo que se necesita es control de calidad, inspección, comprobación en la máquina, ingeniería inversa, ensamblado virtual o modelado 3D, el ROMER Absolute Arm es la herramienta ideal. Un brazo robótico de medición que no requiere referenciado.
Cambios en el sector logístico: evolución, adaptación y mejora.
Cualquier innovación disruptiva que se produzca en la industria manufacturera tiene la capacidad de transformar también las cadenas de suministro. Con la evolución que lleva la impresión 3D, los flujos productivos y comerciales pueden cambiar en menos tiempo del esperado. Y es que, según un estudio de PricewaterhouseCoopers (PwC), en el sector logístico se podrán ver afectados el 37% del transporte de contenedores oceánicos y el 41% de la carga aérea. No hay que olvidar que esta tecnología nace para ser un método de fabricación cercano al proceso de creación de un producto, diseño o modelo de negocio. “La idea es producir en kilometro 0” añade Folguera. Se podrían llegar a imprimir, por ejemplo, recambios o piezas concretas, sin esperar a que fuera producido o enviado desde el almacén, lo que reduciría al máximo los tiempos de entrega.
Según un estudio de PricewaterhouseCoopers (PwC), debido a la impresión 3D se podrán ver afectados el 37% del transporte de contenedores oceánicos y el 41% de la carga aérea
Otra posibilidad es imprimir de manera tridimensional en los almacenes de las empresas. Lo que transformaría la manera de trabajar, reduciendo los presupuestos de almacenamiento, además de abaratar los costes de fabricación. En cuanto al transporte de las materias primas, “no es lo mismo transportar producto final, que el polvo y los elementos químicos que necesita la impresión 3D” apunta Armand Marcé, director general de KAO Chimigraf.
Los puertos no pueden permanecer ajenos a esta revolución que promete transformar la propia naturaleza del transporte y la logística. Por eso, el Puerto de Rotterdam lleva tiempo estudiando cómo aprovechar el desarrollo de esta tecnología para reducir su impacto en los flujos comerciales. Su estrategia implica convertirse en un centro de impresión 3D para el transporte marítimo y las industrias offshore. El primer paso fue la apertura de RAMLAB (Rotterdam Additive Manufacturing LAB) en el muelle de Innovación RDM Rotterdam. Se trata del primer laboratorio de impresión de metal en 3D del mundo para el sector marítimo.
Así, la impresión 3D abre la puerta a la producción a la carta; el pedido de un cliente podría ser creado al momento. Y cuando el grado de fiabilidad y exactitud sea del 100% se podrían enviar los diseños de producto en 3D de un país a otro, lo que facilitaría la fabricación a nivel internacional.
El futuro más allá de la impresión 3D
La evolución tecnológica no solo tiene como foco la impresión 3D. Esta se incluye bajo el paraguas de la economía 4.0, al lado de la inteligencia artificial, la robótica, el IoT… Todo lo relacionado con una digitalización creciente y una coordinación cooperativa entre todas las unidades productivas de la economía.
Esta es la propuesta para la segunda fase del espacio de la Zona Franca, la DFactory. Una área hub en desarrollo en la que se quiere crear un ecosistema de empresas industriales de tecnología digital avanzada. Contará, por ejemplo, con zonas de aterrizaje para drones o máquinas para la producción intensiva al servicio de las empresas instaladas. Será una realidad en 2020 con 17.000 metros cuadrados y más de 70.000 una vez acabado el proyecto. Consistirá en un edificio modernista de cristal, con vigas de estilo industrial, espacios verdes y placas solares en el tejado. Una fábrica del siglo XXI que pretende acercar la revolución tecnológica a todo el mundo.