Joan Folguera, CEO de INTECH3D –una de las empresas incubadas en la 3DFactory Incubator– lleva más de tres años a la cabeza de la consultora de impresión 3D líder en el territorio y conoce muy bien el sector. “Es a partir del 2012 cuando vemos un crecimiento exponencial del uso de esta tecnología en Europa, justo cuando se liberaron las patentes en Estados Unidos” explica Folguera. La caducidad de dichas licencias han permitido una mayor expansión al entrar en juego un mayor número de desarrolladores y fabricantes. Aun así, en tan pocos años, la implementación real es todavía escasa. Por eso, las empresas como INTECH3D, conocedoras del enorme potencial de la impresión 3D a nivel industrial, tienen el reto de abrir los ojos al resto de las compañías y hacerles ver sus múltiples aplicaciones y ventajas.
En ocasiones, la no inclusión de esta tecnología viene dada porque no hay una formación previa en el mundo empresarial. Para poder adoptar la impresión 3D hay que entenderla, testearla y ensayar sus usos. La unión de entidades como las universidades, centros de FP y empresas es clave para formar y crear nuevos profesionales relacionados con el sector. Que a su vez, integrarán con conocimiento la tecnología desde el inicio de su vida laboral.
El listado de beneficios de las empresas que sí han incluido la impresión 3D en sus procesos de producción es extenso: flexibilidad y prototipado rápido, reducción de costes, personalización y múltiples aplicaciones aún por descubrir.
![Pieza final hecha a partir de polvos y calor en una de las impresoras del 3DFactory Incubator. [Imagen PierNext]](https://piernext.portdebarcelona.cat/wp-content/uploads/2019/06/Captura-de-pantalla-2019-06-06-a-las-17.00.18.png)
El caso de Volkswagen pone de manifiesto todo el provecho –temporal y económico– de esta tecnología. La marca alemana es el primer fabricante automovilístico en usar lo último en el sector: el proceso HP Metal Jet, que simplifica y acelera la impresión 3D metálica. Su productividad es hasta 50 veces mejor que con otros métodos de la misma técnica y, por primera vez, la impresión tridimensional está lista para la producción en masa en la industria automovilística. Es cuestión de tiempo que los beneficios con los que ya cuenta el sector del motor a cuatro ruedas, se expanda a otras divisiones.
La 3D Factory experimenta a diario las ventajas del uso de esta tecnología, ya que cuenta con diversos modelos de impresión para cubrir todas las necesidades de las empresas incubadas; impresoras de escritorio como la Sigma (FDM), la FormLabs (SLA) o la Sinterit Lisa (SLS) para, por ejemplo, prototipado o fabricación de piezas. También disponen de impresoras industriales para una producción a mayor escala; Stratasys J750 (Polyjet), Stratasys Fortus 450 (FDM), HP Jet Fusion 3D 4200.
Y si lo que se necesita es control de calidad, inspección, comprobación en la máquina, ingeniería inversa, ensamblado virtual o modelado 3D, el ROMER Absolute Arm es la herramienta ideal. Un brazo robótico de medición que no requiere referenciado.
Cambios en el sector logístico: evolución, adaptación y mejora.
Cualquier innovación disruptiva que se produzca en la industria manufacturera tiene la capacidad de transformar también las cadenas de suministro. Con la evolución que lleva la impresión 3D, los flujos productivos y comerciales pueden cambiar en menos tiempo del esperado. Y es que, según un estudio de PricewaterhouseCoopers (PwC), en el sector logístico se podrán ver afectados el 37% del transporte de contenedores oceánicos y el 41% de la carga aérea. No hay que olvidar que esta tecnología nace para ser un método de fabricación cercano al proceso de creación de un producto, diseño o modelo de negocio. “La idea es producir en kilometro 0” añade Folguera. Se podrían llegar a imprimir, por ejemplo, recambios o piezas concretas, sin esperar a que fuera producido o enviado desde el almacén, lo que reduciría al máximo los tiempos de entrega.