
Centros de datos marinos: flotantes, sumergidos y más eficientes
Los centros de datos marinos, flotantes y submarinos, emergen como alternativa sostenible para reducir el consumo energético, mejorar la eficiencia y acercar el procesamiento a zonas costeras.

La fiebre de los data centers
La demanda de centros de datos para procesamiento y almacenamiento no para de crecer. La reciente oleada de inversiones multimillonarias en inteligencia artificial (IA) en Estados Unidos lo confirma: OpenAI, Oracle y Softbank han anunciado la construcción de cinco nuevos complejos de IA en Estados Unidos bajo el sello de la plataforma Stargate, con una promesa de inversión de 500.000 millones de dólares. Una economía cada vez más digitalizada necesita estas gigaestructuras, no solo para la Inteligencia Artificial, sino también para el Big Data, el Internet de las Cosas, el Cloud Computing...
Mientras en Estados Unidos se construyen megacomplejos en tierra firme que consumirán tanta energía como ciudades enteras, en Europa y Asia se exploran alternativas más sostenibles. Digital Realty prepara un supercentro de datos en Sant Adrià de Besòs (Barcelona), que se perfila como el principal hub digital del sur de Europa, ya que estará ubicado estratégicamente junto a la estación de cables submarinos Barcelona Cable Landing Station (CLS). Y Aragón cuenta con más de 20 centros de datos planificados entre Zaragoza y Huesca.
- Pero la pregunta siempre es: ¿cómo satisfacer esta demanda creciente reduciendo el enorme consumo energético para refrigerar los servidores?
En los últimos cinco años se ha ido conformando una idea para mejorar la eficiencia en este punto: construir estas infraestructuras digitales en el mar. Hasta hace poco podía sonar a ciencia ficción, pero el último lustro se ha consagrado como una alternativa real y viable.
Como toda novedad tecnológica, estos centros de datos marítimos —ya sea en superficie o submarinos— representan una serie de retos técnicos y regulatorios que hay que tener en cuenta de cara a comprobar hasta qué punto son una solución de futuro.
Data center marítimos: una historia corta pero intensa
Los orígenes de estos centros de datos en el mar se pueden remontar a hace una década. En 2015, todo un referente de las tecnologías digitales como Microsoft, puso en marcha el Project Natick, que buscaba comprobar la viabilidad de operar data centers en las profundidades marítimas. El objetivo era comprobar si esta ubicación podía ofrecer mejor refrigeración, menor consumo energético y mayor fiabilidad.
De la teoría se pasó la práctica al sumergir un centro de datos con 864 servidores en las aguas del archipiélago escocés de las Orkney. Cinco años después del arranque del proyecto Natick, en 2020, certificaron que era viable. El ambiente frío, sin oxígeno y estable del fondo marino redujo la corrosión y los problemas derivados de las altas temperaturas. Además, habían utilizado energías renovables de instalaciones cercanas a la costa.
En 2024, Microsoft anunció que no seguía con el proyecto —su finalidad era experimental y no comercial, siempre se había contemplado para un marco cronológico limitado—, pero consideraba que la experiencia adquirida era muy útil para el futuro y aplicarían estas lecciones aprendidas con Natick.
Pronto se vio que este experimento de Microsoft no iba a ser una isla.
- En 2022, la empresa Nautilus Data Technologies instaló un centro de datos en Stockton (California). En este caso era flotante y combinaban el uso del agua con intercambiadores de calor para lograr una mayor eficiencia en la refrigeración, con la promesa de ser un 70% más eficiente que un data center en tierra y consumiendo un 30% menos de energía.
- Como en tantos otros campos, en Asia hay también proyectos de referencia. La empresa china HiCloud ha impulsado data centers submarinos en las costas de Lingshui, en la provincia isleña de Hainan, enfocados a tareas de supercomputación y de servicios de IA. En el verano de 2025, HiCloud presentó un proyecto similar en aguas cercanas a Shanghái con la intención de disponer de data center con una potencia de 24 MW en dos fases. También esperaban reducir el consumo energético entre un 30 y un 40% gracias al empleo de energía eólica marina.
- Mientras, Japón está estudiando instalar centros de datos en barcos u otro tipo de estructuras que naveguen. En este caso, hay que mirar el futuro más cercano. La naviera MOL (Mitsui O.S.K Lines) y la empresa Kinetics quieren poner en marcha en 2027 un buque con una capacidad de gestión de datos de entre 23 y 73 MW. Para la refrigeración, también recurrirán a fuentes renovables generadas en un powership que se estima que tendrá unos 120 metros de eslora, según datos aportados desde la propia MOL.
¿Por qué llevar un data center al mar?
Como ya se ha apuntado, y fue el principal hallazgo del estudio de Microsoft, el agua de los mares y océanos es mucho más estable y baja que las temperaturas en tierra firme, por lo que es más fácil disipar el calor generado por los servidores sin depender tanto de sistemas activos de enfriado. Al conseguir que el agua circundante absorba el calor, el consumo energético para completar el enfriamento se reduce de manera muy notable.
- Al reducir la temperatura de manera más eficiente también se reduce la tasa de fallos. De nuevo hay que recurrir al Project Natick como referencia, que comprobaron que los servidores sumergidos tenían 8 veces menos problemas que un centro de capacidades similares ubicado en tierra firme.
En el caso de los centros submarinos, las variaciones ambientales —oleaje, corrientes de viento, cambios de temperatura noche-día…— influyen menos y no es necesario diseñar sistemas de compensación energética como los centros en tierra. Los flotantes pueden estar más expuestos en este sentido, pero tienen otras ventajas como su posibilidad de reubicarse si es necesario hacer frente a un pico de la demanda de procesamiento de datos.
Las claves
- El agua marina ofrece refrigeración natural constante, lo que reduce drásticamente el consumo energético de los servidores. Los centros de datos submarinos registran 8 veces menos fallos que los terrestres gracias a la temperatura estable del mar, que además minimiza las variaciones ambientales. Los centros de datos flotantes añaden flexibilidad porque pueden reubicarse según la demanda.
- Si esos centros de datos marinos se instalan en puertos junto a ciudades con altísima demanda de datos, contribuyen a reducir la latencia y se aumenta su eficacia.
Eficiencia y reducción de la latencia
La eficiencia operativa también es un punto a favor de estos data center. Aquí hay que mirar al proyecto de Shanghái, una metrópoli global, donde hay una gran demanda de datos, al ubicar estas instalaciones tan cerca se obtienen mejoras como la reducción de la latencia al usarse determinadas aplicaciones, los datos se procesan más rápido y otros servicios digitales tendrán un mejor rendimiento a ojos de sus usuarios.
Desde el punto de vista energético, y al igual que sus contrapartidas terrestres, un data center no solo necesita energía para refrigerarse sino también para operar sus otras funciones: uso de los servidores, equipos de comunicaciones, sistemas auxiliares… Aquí entran en juego llevar la energía (u otras opciones) hasta la infraestructura.
En este sentido, José Luís Domínguez García, responsable de eólica marina del Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC), señala a PierNext que si tienes un centro de datos muy potente «seguramente es mejor que, en lugar de llevar energía desde tierra, contar con generación propia». Domínguez recuerda que en el entorno acuático hay renovables disponibles como la eólica marina, undimotriz o mareomotriz.
Para el experto del IREC, «la energía eólica aporta muchas ventajas hoy en día a estos centros de datos: tienes parques muy grandes que aportan mucha energía y que puede aprovecharse para alimentar estos data center».
Domínguez añade que «si buscas un lugar para construir una de estas infraestructuras, mejor donde haya un parque eólico marino, porque ya es una zona que ha sido antropizada, es una zona limitada y no se usa para otras cosas».
Un punto importante para decantarte por una fuente u otra, indica Domínguez, es que «hay que tener en cuenta que los centros de datos requieren una cantidad de energía constante, no pueden trabajar desconectando una parte si no hay suficiente energía como otras infraestructuras, por lo que debes tener en cuenta que igual necesitas una capacidad de generación cercana muy importante».
Un último aspecto que explica este experto, la conectividad, «es un factor importante, debemos estar seguros de que no solo llega energía, sino también cables de fibra óptica para que se transmitan los datos».
¿Data centers en los puertos?
Los proyectos que se han llevado a cabo hasta la fecha de centros de datos marinos se han construido en zonas marítimas variadas: pequeños archipiélagos, cerca de un puerto de referencia global, bajo el mar…
- Pero para el responsable del IREC, las mejores zonas para instalar un data center debería ser «lo más cerca posible de la costa para facilitar las conexiones (de datos o energéticas, si no se opta por la autogeneración). Por ejemplo, los puertos son zonas con presencia humana desde hace tiempo y es más fácil desarrollar nuevas infraestructuras y zonas donde haya recursos autónomos para generar la energía necesaria».
En el caso concreto de la Península Ibérica, al estar a caballo entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, presenta una dualidad que vale la pena resaltar. La eficiencia de los data center en el segundo entorno puede ser más moderada debido a que la temperatura del agua mediterránea es más elevada. Aunque hay otros puntos a favor de las costas españolas, como el destacado uso de energías renovables marinas que podían integrarse en hipotéticos futuros centros de este tipo.
Retos de los data centers marinos
Si el entorno submarino proporciona ventajas evidentes desde el punto de vista de la refrigeración, también entraña algunos riesgos para todo tipo de estructuras como la corrosión o la incrustación de algas y otros organismos marinos. Por lo tanto, se requieren estructuras que alberguen estos data center muy bien diseñadas especialmente para resistir la presión, la humedad, los ciclos térmicos…
En relación con este punto cualquier tarea de mantenimiento es más complicada debajo del agua, incluso puede complicarse si se lleva algún equipo a la superficie o a tierra firme para repararse. El desarrollo de los drones y robots subacuáticos está ayudando mucho en este sentido y seguro que también se ven avances importantes en el futuro más cercano.
Los riesgos medioambientales para los ecosistemas marítimos es un tema muy presente en el desarrollo de cualquier proyecto en estos entornos acuáticos, por lo que estos proyectos deberán ser muy respetuoso con las correspondientes legislaciones medioambientales, allá donde se desarrollen. La presencia de estas infraestructuras puede alterar corrientes y otros aspectos de un ecosistema costero.
«Utilizar un intercambiador de calor debe hacerse con cuidado porque puedes calentar el agua del mar y afectar a la vida que hay alrededor», resalta Domínguez, por lo que recomienda mejor actuar en zonas como puertos o donde hace tiempo que ya hay presencia humana para no afectar tanto a ecosistemas más vírgenes.
- Los centros de datos marítimos representan una solución innovadora al creciente desafío energético del sector digital. Con reducciones de consumo de hasta un 70% y ocho veces menos fallos técnicos que sus equivalentes terrestres, estos proyectos demuestran que el futuro de la infraestructura digital puede estar en el mar.
Los puertos y zonas costeras próximas a parques eólicos marinos emergen como ubicaciones ideales, combinando eficiencia de refrigeración, energías renovables y conectividad.
En la Península Ibérica, con su posición estratégica entre océano y Mediterráneo, esta tecnología podría integrarse perfectamente con la creciente infraestructura de data centers que ya está transformando la región en un hub digital europeo.