Un dron para monitorizar la contaminación de los buques en el Estrecho
Por segundo año consecutivo, el dron de la Agencia Europea de Seguridad Marítima ha vuelto al estrecho de Gibraltar para controlar las emisiones contaminantes de los buques y servir de apoyo en caso de emergencias marítimas, como accidentes y vertidos.
El uso de este tipo de drones abre las puertas a nuevas vías para controlar la contaminación y el impacto del transporte marítimo en los océanos. De hecho, y aunque actualmente no es posible por motivos técnicos, desde el Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana trabajan para que este dron pueda ser utilizado para monitorizar vertidos de combustible como el del OS35, el buque recientemente varado en Gibraltar.
Control para el Estrecho
Desde el pasado mes de julio y por segundo verano consecutivo, la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA, por sus siglas en inglés) ha comenzado a operar una aeronave pilotada a distancia en las aguas del estrecho de Gibraltar. El objetivo principal es monitorear las emisiones de azufre y nitrógeno de los buques que lo cruzan, para asegurar que se cumplan las normativas vigentes en relación a la contaminación.
Los datos obtenidos por esta nave son utilizados por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España. “El dron nos resulta muy útil para controlar que las emisiones de los buques están por debajo de los límites que fija la normativa internacional”, explica Federico Navarro Cabrera, jefe de servicio en la Subdirección General de Seguridad, Contaminación e Inspección Marina del Ministerio.
“Normalmente, este control se realiza en los puertos mediante inspecciones y análisis de muestras de combustible. Gracias al dron, nos adelantamos y notificamos al puerto de destino que determinado buque es sospechoso de sobrepasar los niveles permitidos”, señala.
Cuando el barco llega a su destino, la Autoridad Marítima debe confirmar la infracción mediante los procedimientos habituales, ya que a día de hoy la medición del dron todavía no es válida a nivel legal. “Para que lo sea, es necesario adaptar la legislación a nivel internacional o europeo”, añade Navarro.
Con estas acciones de vigilancia, se espera reforzar los mecanismos de control de cara a la aprobación de la zona de control de emisiones de azufre en el Mar Mediterráneo por parte de la Organización Marítima Internacional (que se espera que entre en vigor en 2025). Además, este año el dron también está previsto que sirva como tecnología de apoyo para labores de rescate de Salvamento Marítimo.
Tecnología para controlar el vertido del OS35
El dron que sobrevuela el Estrecho para controlar la contaminación de los buques es un Schiebel CAMCOPTER® S100, equipado con cámaras y sensores de gas. Tiene más de tres metros de envergadura, puede volar durante más de seis horas y alcanza una altura de 3650 metros.
“Muchas personas relacionan los drones con dispositivos eléctricos, pero este usa combustible de aviación. Es un helicóptero de gran envergadura que tiene un rango de acción de hasta 100 kilómetros. Todas estas características nos hubieran permitido, por ejemplo, alcanzar la zona del accidente del OS35, pero hay obstáculos que impiden que la señal de radio llegue hasta la base, como una sierra y el propio Peñón”, explica Navarro.
Actualmente, el Ministerio está trabajando para solucionar las trabas a nivel administrativo y técnico, y lograr que el dron pueda participar en las tareas de control del vertido del buque OS35, que el pasado 29 de agosto colisionó con un metanero y vertió combustible al mar.
“Daría un respaldo a los medios actuales y además nos permitiría probar su potencial en incidentes de contaminación de este tipo”, explica Navarro. “Tiene la capacidad de retransmitir imágenes en tiempo real, que podríamos ir siguiendo desde el centro de coordinación de Tarifa. Podría ser de muchísima utilidad. No vemos lo mismo a nivel del mar que desde arriba, con la perspectiva que nos ofrece el dron”.
La Agencia Europea de Seguridad Marítima ha comenzado a operar un dron pilotado a distancia en las aguas del Estrecho para monitorear las emisiones de azufre y nitrógeno de los buques que lo cruzan
Un lugar estratégico
Hasta ahora, el dron de la EMSA ha permitido identificar un porcentaje pequeño de barcos con niveles de contaminación por encima de los permitidos. Esto supone una ventaja para los puertos de destino, que pueden agilizar sus trámites al recibir datos de una posible infracción de forma anticipada.
“El procedimiento es muy ágil cuando se trata de puertos de la Unión Europea, ya que contamos con un sistema de intercambio de información sobre los buques en el que se envía una alerta con los detalles de la medición”, explica Navarro.
Pero lo cierto es que la información puede llegar a puertos de todo el mundo. Actualmente, el estrecho de Gibraltar es una de las zonas con mayor densidad de tráfico marino, motivo por el cual la EMSA la eligió para poner a prueba la capacidad y el potencial de sus drones. Entre el resto de los motivos, de acuerdo con Navarro, están los siguientes:
- La proximidad de este tráfico a la costa. “Tardamos muy poco en llegar a donde están los barcos, por lo que podemos hacer un número alto de mediciones con menos esfuerzo que en otras zonas”, explica.
- Un porcentaje importante de los buques que navegan en el Estrecho se dirigen a puertos europeos, lo que facilita la notificación de los casos de incumplimiento y la realización de un seguimiento.
- Se trata de un punto en donde no solo se realizan mediciones de emisiones, sino también tareas de vigilancia marítima. Esto permite probar todas las capacidades del dron.
Además, y de acuerdo con Navarro, las autoridades locales han solicitado que se mejoren los sistemas de control y monitorización de la contaminación. “Existe mucha sensibilización y concienciación en relación a este tema”, señala.
Drones de control de emisiones del Báltico al mar Negro
Las aeronaves pilotadas a distancia de la EMSA pueden operar en todos los mares que rodean la Unión Europea. Actualmente, existen programas que cubren desde el mar Báltico (con bases en Dinamarca, Suecia, Estonia y Letonia) hasta el mar Negro, pasando por Islandia y el canal de la Mancha. Los objetivos de estos programas varían en función de las necesidades de cada zona, pero suelen girar en torno al control de la contaminación y la seguridad.
Existen iniciativas similares, que se centran en la utilización de drones en el ámbito portuario. Un buen ejemplo es el del puerto de Amberes. Tal y como indican desde el World Ports Sustainability Program, en sus terminales se producen unos 100 vertidos de petróleo cada año. Algunos son pequeños, pero otros tienen un impacto importante en el medioambiente y en las propias actividades portuarias.
Para detectarlos con rapidez, el puerto ha comenzado a utilizar drones que sobrevuelan su espacio 12 veces por día (se espera que la cifra aumente en 2023) equipados con cámaras visuales y térmicas. Hasta el momento, los resultados de incorporar estos drones al puerto son positivos, y la entidad estudia ya la posibilidad de añadir nuevas aplicaciones.