Ese era el caldo de cultivo que originó el nacimiento, hace cinco años, de
Barcelona Tech City, de la mano de un grupo de emprendedores. Su presidente, Miguel Vicente (fundador de una veintena de
start-ups, como
Wallapop,
Glovo (JustBell) y
CornerJob, entre otras), explica cómo se gestó la asociación: “Tuvimos una reunión con otros emprendedores y pioneros de las empresas de base tecnológica en la ciudad. Queríamos ver cómo podíamos potenciar la escena ya existente en Barcelona, a la vez que dar apoyo a los que empezaban a emprender”.
Y es que Barcelona está, según Miquel Martí, director general de
Barcelona Tech City, “muy bien posicionada en el mundo como capital tecnológica, entre las cinco capitales más importantes de Europa y las tres ciudades principales que elegirían los emprendedores para fijar su negocio”.
En ese contexto, esta asociación sin ánimo de lucro se propuso “devolver a la ciudad lo que nos había dado y promover el desarrollo de
entrepreneurs y el talento en general”, en palabras de Vicente, que ejerce ahora de presidente.
En apenas cinco años desde su creación, cuenta ya con más de 700 empresas asociadas, a los que se apoya desde el
Pier01 con “más de 400 actividades al año a los asociados, entre presentaciones, conferencias, eventos de
networking y formación, orientadas a aportar conocimientos, herramientas y contactos a los emprendedores de la asociación”.
Buena sintonía
Al poco de empezar su andadura, los fundadores de
Barcelona Tech City detectaron la necesidad de un espacio que materializara y reuniera todo el talento de la asociación: “Pensábamos en un espacio al estilo de
Station F (París),
Factory (Berlín) o el
Cambridge Innovation Center (Boston)”, explica Miquel Martí. “Buscábamos un lugar que simbolizara la marca Barcelona. Nos acercamos al puerto con esa propuesta y enseguida hubo sintonía”, continúa Martí. Esa aportación de
Barcelona Tech City en el
hub Pier01 encaja con la filosofía de
Port de Barcelona y su interés por “dar cabida a iniciativas diversas, tanto del ámbito privado como público”, en palabras de Pedro Arellano, adjunto a la Dirección General y Desarrollo Corporativo de
Port de Barcelona. “Si la lógica del puerto es, desde siempre, conectar territorios en el ámbito comercial, tiene sentido
dar espacio a proyectos tecnológicos con idénticos objetivos. Además, pueden atraer a otros subsectores conectados al ámbito portuario”, comenta Arellano.
El Pier01 comparte espacio en el Palau del Mar con el Museo de Historia de Catalunya. [Imagen: Barcelona Tech City]
