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Transición energética: los puertos como parte de la solución al cambio climático

La transición energética es una necesidad que debemos plantearnos de forma colectiva (comunidades y corporaciones) y personal. Hay que avanzar hacia una nueva manera de gestionar la energía, desde la generación hasta la distribución y el consumo final. En todos los ámbitos queda mucho camino por recorrer y el cambio no va a ser inmediato. Pero la tecnología para avanzar hacia energías más limpias ya existe.

Publicado el 26.10.2018
Port de Barcelona aspira a consolidarse como 'hub' de distribución del gas natural licuado. [Imagen de Port de Barcelona]

Hoy sabemos que será posible utilizar exclusivamente energía procedente de fuentes renovables, siempre que trabajemos en sistemas de almacenamiento a gran escala en baterías, hidrógeno u otros sistemas en desarrollo. “Cada día que pasa sin aprovechar los recursos naturales de que disponemos, como el sol o el viento, es un día que desperdiciamos”, según Xavier Sabaté, jefe de Proyectos de Medio Ambiente del Port de Barcelona.

Los puertos frente al cambio climático

Las características de los puertos y su ubicación condicionan su transición energética. Por ejemplo, la situación del Puerto de Barcelona –con poco viento y cerca del Aeropuerto de El Prat– limita mucho el aprovechamiento eólico. En cambio, “tenemos muchas posibilidades de aprovechar la energía solar o los excedentes de frío y calor en algunos muelles”, apunta Sabaté.

Los puertos serán parte de la solución al problema climático porque son nodos de conexión de las cadenas de logística y pueden contribuir a que éstas incorporen modos de transporte más sostenibles.

La transición energética en los puertos debe darse, principalmente, en dos ámbitos: en instalaciones y edificios, y en la movilidad de mercancías y pasajeros (buques, camiones, vehículos y maquinaria de terminal), donde debe “promoverse el cambio a combustibles alternativos más limpios, como el gas natural licuado, y la conexión eléctrica desde muelle a barco”, señala Sabaté.

Los puertos serán parte de la solución al problema climático porque son nodos de conexión de las cadenas de logística y pueden contribuir a que éstas incorporen modos de transporte más sostenibles.

Así, para que los buques reduzcan sus emisiones contaminantes durante el tiempo en que están atracados en el puerto, una de las opciones que está analizando el Port de Barcelona es la electrificación de ciertos muelles con la potencia adecuada. Puertos como los de Gotemburgo, Hamburgo, Amberes, Estocolmo y Oslo (en Europa); Long Beach, Seattle y San Diego (Estados Unidos), y Vancouver (Canadá) se consideran los líderes en la electrificación de los muelles.

Y entre los puertos que han puesto en marcha proyectos de generación y almacenamiento de energías renovables destacan diversas iniciativas. “Rotterdam dispone ya de 200 MW de energía eólica y tiene previsto llegar a 300 MW en 2020. Además, está estudiando cómo aprovechar las más de 400 hectáreas de cubierta existente para instalar paneles fotovoltaicos. Se espera que haya 100 hectáreas cubiertas en 2020”, expone Xavier Sabaté.

“Por su parte, el puerto de Hamburgo dispone de 25 MW de potencia eólica, además de instalaciones fotovoltaicas en algunos de sus tejados de almacenes y terminales. En Suecia, todos los grandes puertos disponen de instalaciones fotovoltaicas. En Aalborg (Dinamarca), la autoridad portuaria cubre la demanda eléctrica de sus edificios de oficinas con energía solar”, añade el responsable de Proyectos de Medio Ambiente.

Para que los buques reduzcan sus emisiones contaminantes durante el tiempo en que están atracados en el puerto, una de las opciones que está analizando el Port de Barcelona es la electrificación de ciertos muelles con la potencia adecuada.

El Port de Barcelona ha renovado su flota de automóviles apostando por el vehículo eléctrico, que ya suman 40 en el puerto. [Imagen de Port de Barcelona]

Movilidad sostenible

La apuesta por el vehículo eléctrico es un compromiso del Port de Barcelona con múltiples vertientes. Por una parte, el enclave está renovando su flota de vehículos, de los cuales 40 son ya eléctricos. Asimismo, se han instalado puntos de recarga en todo el recinto portuario, tanto públicos como para la flota propia y para los trabajadores.

El puerto catalán también está impulsando el uso de gas natural licuado (GNL) como combustible alternativo para barcos, camiones y maquinaria de terminal, ya que reduce un 85% las emisiones de NOx y elimina por completo las partículas y los óxidos de azufre. Así, un ferri de Balearia ya opera con GNL mientras está atracado en el puerto y durante sus maniobras de entrada, atraque y salida. También se ha desarrollado un proyecto piloto para suministrar electricidad a un ferri desde un motor de gas natural instalado en el muelle, y se han transformado 26 camiones al sistema dual, que permite combinar el uso de gasoil y de gas natural. Estas son solo algunas iniciativas para promover el uso de gas natural, aunque el Port de Barcelona también está desarrollando toda la infraestructura necesaria para consolidarse como el principal hub de distribución de GNL del Mediterráneo.

Además, se está elaborando un estudio para determinar el potencial de las energías renovables en el Port de Barcelona. Y es que, para Sabaté, “los puertos deben ser parte de la solución al cambio climático y deben lograr que la operativa portuaria en su conjunto reduzca las emisiones de gases”.

El puerto catalán también está impulsando el uso de gas natural licuado (GNL) como combustible alternativo para barcos, camiones y maquinaria de terminal, ya que reduce un 85% las emisiones de NOx y elimina por completo las partículas y los óxidos de azufre.

El rol de las autoridades portuarias

Las autoridades portuarias tienen la responsabilidad de cumplir con el marco jurídico que obliga cada vez más al cambio energético. Pero, además, debe desempeñar una función de liderazgo y de coordinación de nuevas iniciativas para adelantarse a las innovaciones y a los cambios. Y uno de los principales es el de pensar en las nuevas estructuras que deberán gobernar el nuevo sistema de gestión de la energía. El nuevo modelo, llamado de energía distribuida, supone generar, distribuir y consumir de forma muy diferente, con diversas aportaciones de energías diferentes, almacenamiento y gestión de la demanda muy diversa.

Las energías renovables también están en el horizonte del Port de Barcelona, tanto por lo que respecta a su producción como a formas avanzadas de gestión: “Llegará un momento en que generaremos energía y pagaremos tarifas distintas según los momentos de exceso de producción o escasa demanda”, explica Sabaté. “Para ello debemos contar con smart grids (redes inteligentes), que ya se dan en determinados puertos y polígonos industriales europeos, donde se juega con sistemas flexibles que ajustan la demanda y distribuyen potencias de forma equilibrada, teniendo en cuenta los intereses de toda la comunidad”. Aunque no las veremos en un futuro inmediato, “está en la agenda del Port de Barcelona empezar a estudiar estas formas de gestionar las energías”, concluye Sabaté.

Finalmente, las autoridades portuarias tienen que aportar visión de futuro y de conjunto y coordinar las múltiples acciones que deben desarrollarse para lograr sinergias y economías de escala. Pueden implementar políticas tarifarias que promuevan el cambio y las inversiones de las empresas y deben preparar la infraestructura portuaria, que no se diseñó para la nueva era que ya estamos viviendo.