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Del Ever Given a la subida del nivel del mar: ¿puede el cambio climático bloquear el tráfico marítimo internacional?

El bloqueo del canal de Suez en mayo de 2021 mostró la vulnerabilidad de las cadenas de suministro y la dependencia que el mundo tiene del tráfico marítimo internacional. En cuestión de pocos días, el comercio mundial experimentó grandes retrasos y pérdidas millonarias. Las consecuencias del cambio climático – como la subida del nivel del mar o el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos – pueden provocar situaciones similares cada vez con mayor frecuencia e intensidad.

Publicado el 30.03.2023
El aumento de la exposición a las inundaciones costeras pondrá a prueba la integridad de la infraestructura y las operaciones portuarias. (Getty Images)

Efecto dominó

En septiembre de 2018, el tifón Mangkhut azotó el sur de China y obligó a cerrar por completo los puertos de Shenzhen y Hong Kong durante más de tres días. En 2020, la pandemia de COVID-19 paralizó parte del movimiento marítimo internacional y, en mayo de 2021, el buque Ever Given encalló en el canal de Suez bloqueándolo durante seis días.

Las consecuencias de cada uno de estos casos, al igual que sus contextos, fueron muy diferentes. Pero todas tienen un elemento común: impactaron de lleno en la cadena global de suministro y provocaron enormes pérdidas económicas

“Se estima que solo el primer día del bloqueo del canal de Suez las pérdidas fueron de 9600 millones de dólares. Se tasó el valor de las mercancías retrasadas por hora en 400 millones mientras que Egipto perdía alrededor de 14 millones diarios. Se produjo la rotura de las cadenas de suministro globales, desabastecimiento, retrasos, sobrecostes, subidas de precio y, después, reclamaciones millonarias”, explica Marta Serrano Pérez, doctora en Ingeniería Medioambiental y directora del Grado en Transporte y Logística en la Universidad Camilo José Cela.

“Aproximadamente el 80 % del total de mercancías transportadas a nivel mundial lo hace por vía marítima. Y, según datos de la autoridad del canal de Suez, más del 12 % del comercio global transita por el mismo. Con estas cifras podemos hacernos idea de la repercusión económica del bloqueo del canal”, añade. 

Junto a consecuencias económicas millonarias, el bloqueo del canal de Suez dejó un aprendizaje que se suma al de otros eventos anteriores: la economía mundial puede paralizarse ante el cierre de una sola ruta de navegación o la pérdida de una infraestructura marítima. Se trata de un aprendizaje importante en un mundo que se enfrenta, a corto y medio plazo, a las consecuencias del cambio climático.

El impacto del cambio climático en las infraestructuras marítimas

Por su ubicación, en zonas costeras y a baja altitud, los puertos y otras infraestructuras marítimas son muy vulnerables a algunas de las consecuencias del cambio climático, como la subida del nivel del mar o el aumento de la frecuencia y la intensidad de tormentas, vientos e inundaciones.

“Estos y otros fenómenos son responsables directos de graves interrupciones de las comunicaciones marítimas. Estas interrupciones, a su vez, obligan a ralentizar o suspender las operaciones portuarias aumentando costos y retrasos y tensionando fuertemente las cadenas de suministro, cómo ya ha sucedido debido a la COVID-19 o el evento del Ever Given”, explica Serrano.

Cualquier interrupción en la actividad portuaria relacionada con el clima tiene implicaciones para la resiliencia de la economía global. (Getty Images)

El informe ‘High seas: Enabling a climate resilient Suez Canal’, elaborado por Marsh, pone en evidencia las posibles consecuencias de la subida del nivel del mar en esta infraestructura del Mediterráneo. La costa de Egipto es muy vulnerable a al aumento del nivel del mar y a las inundaciones. Además, el aumento progresivo de la sequía y la desertificación pueden provocar el incremento de las tormentas de arena y polvo, lo que dificultaría la navegación – de hecho, la presencia de fuertes vientos fue una de las causas del accidente del Ever Given. 

“El aumento de la exposición a las inundaciones costeras pondrá a prueba la integridad de la infraestructura y las operaciones portuarias, debido a la posible interrupción de la carga, la descarga y el movimiento de las mercancías. Las redes de transporte y comunicación, las áreas industriales, las viviendas y los sistemas de saneamiento también pueden verse afectados. Si esto ocurriese, habría que realizar inversiones adicionales para garantizar que las operaciones del canal no se viesen interrumpidas”, explican en el informe. 

Los puertos son unas infraestructuras que por su ubicación y sus características están especialmente expuestas al cambio climático

El cambio climático en los puertos

Los puertos son otras de las infraestructuras que, por su ubicación y sus características, están especialmente expuestas al cambio climático. Tal y como explica Alexander Eslava Sarmiento, consultor portuario y especialista en Logística Internacional, alrededor de un tercio de los puertos del mundo están ubicados en áreas propensas a tormentas tropicales y, entre 1960 y 2010, al menos una tormenta tropical pasó en un radio de 50 km del 32 % de los puertos marítimos del mundo.

En su trabajo ‘El cambio climático global y su impacto en los puertos marítimos del mundo’, detalla los riesgos que el cambio climático puede implicar para las infraestructuras y los efectos colaterales que puede provocar en su actividad. 

Entre los primeros, están la degradación de los materiales, los cimientos y las estructuras debido a los cambios en las aguas subterráneas, el aumento de la temperatura o la intensidad de las lluvias y los vientos. Las olas de calor, por otro lado, pueden requerir el uso de más energía para enfriar las mercancías almacenadas en los puertos. 

Entre los efectos colaterales, Eslava destaca los siguientes:

  • Limitaciones en la maniobrabilidad y el atraque de los buques y en las operaciones de carga y descarga, debido a los fuertes vientos.
  • Dificultad del personal del puerto para trabajar al aire libre en jornadas de altas temperaturas.
  • Reducción de la visibilidad debido a las precipitaciones (en caso de tormenta, por ejemplo), lo que puede generar retrasos en las operaciones de atraque y manejo de carga. 
  • Limitaciones a las maniobras de aproximación debido a la altura de las olas.
  • Limitaciones a las operaciones portuarias por inundaciones.

“Dado que los puertos marítimos no funcionan de forma aislada, sino como parte de sistemas complejos de transporte, logística y cadenas de suministro, cualquier interrupción relacionada con el clima en los mismos tiene implicaciones más amplias para la resiliencia de la economía global”, señala Eslava.

El cambio climático en las rutas globales

Muchas de las consecuencias del cambio climático, como el derretimiento del hielo marino, la alteración de los patrones de viento y el aumento de la frecuencia y la intensidad de las tormentas, pueden tener consecuencias importantes en la navegación. Una de las más visibles es el deshielo del Ártico, que permitirá trazar nuevas rutas al norte del globo. 

El deshielo del Ártico permitirá trazar nuevas rutas. Sin embargo, los daños ambientales serían irreparables. (Getty Images)

“Las rutas marítimas polares a través del Ártico supondrán un gran ahorro en kilómetros, combustible y tiempo. Sin embargo, el daño ambiental al ecosistema de la zona y por ende del planeta podría ser irreparable”, añade Serrano. 

Junto a la apertura de nuevas rutas, se presenta la posibilidad de que muchas otras dejen de ser seguras o rentables, debido a cambios en las condiciones meteorológicas y a la incapacidad de utilizar infraestructuras que resultan cruciales hoy en día. 

 

El Mediterráneo, una de las zonas más afectadas

El Mediterráneo es otra región en la que el cambio climático está afectando con fuerza. Tal y como señalan desde WWF en su informe ‘The Climate Change Effect in the Mediterran - Six stories from an overheating sea’, esta zona del planeta se ha calentado un 20 % más rápido que la media mundial. De hecho, ya ha alcanzado una subida de 1,5 ºC desde la época preindustrial. 

El aumento de las temperaturas, unido a otros problemas como la sobreexplotación o la presencia de especies invasoras, provoca importantes cambios en los ecosistemas que terminan teniendo consecuencias a nivel socioeconómico. Entre ellos están la subida del nivel del mar (que puede impactar en las infraestructuras costeras) y la pérdida de especies. 

En el Mediterráneo, estas consecuencias tienen su máximo exponente en la Posidonia oceanica. Una planta marina que tiene un gran valor ecosistémico que almacena carbono azul, sirve de hábitat a muchas especies y protege el litoral de la erosión, entre otros beneficios. Perder sus poblaciones tiene un impacto directo en los ecosistemas y, por consiguiente, en las infraestructuras que los rodean y en la actividad marítima del Mediterráneo. 

Las soluciones: adaptación y mitigación 

El informe de Marsh propone tres vías para evitar que el cambio climático inhabilite del canal de Suez: crear métodos de resiliencia a los riesgos climáticos físicos (por ejemplo, adaptando la infraestructura portuaria), crear mecanismos para financiarlo y garantizar que todo lo anterior forme parte de una estrategia con un enfoque coherente y estructurado. 

Serrano, por otro lado, resalta dos conceptos que son siempre protagonistas de los planes para hacer frente al cambio climático: adaptación y mitigación. “En mi opinión, es necesario desarrollar dos líneas de trabajo en paralelo. Por un lado, es importante que todos los actores aumenten los esfuerzos para reducir o incluso eliminar las emisiones contaminantes, culpables del calentamiento global. Por el otro, que se adapten los territorios costeros y las áreas portuarias a este nuevo escenario consecuencia del cambio climático, con una gran inversión en tecnología e infraestructura”. 

Adaptar los territorios costeros y las áreas portuarias a este nuevo escenario requiere gran inversión en tecnología e infraestructura. (Getty Images)

De acuerdo con la profesora de la Universidad Camilo José Cela, las consecuencias que ya se están notando y los avisos de lo que está por venir han hecho que navieras y autoridades portuarias se muestren más concienciadas al respecto. Numerosos puertos han puesto en marcha iniciativas para reducir sus emisiones y hacer sus infraestructuras más resilientes.

“Puertos como el San Diego o Rotterdam lideran iniciativas que les permitirán adaptarse o mitigar los efectos provocados sobre sus infraestructuras por el cambio climático”, señala. “La autoridad portuaria de Rotterdam, por ejemplo, compagina proyectos de ingeniería a gran escala, como la barrera de Maeslant o la construcción de zonas portuarias elevadas, con programas de concienciación para empresas portuarias sobre las amenazas que plantea el cambio climático y la gestión del riesgo de inundaciones”. 

“Adicionalmente y en paralelo, están desarrollando proyectos de transición energética y de economía circular para reducir la huella medioambiental del puerto. Esto les permitirá adelantarse al aumento del nivel del mar y tener este fenómeno previsto para su desarrollo futuro. Por consiguiente, el puerto estará en condiciones de invertir con responsabilidad para poder mantenerse a salvo de inundaciones y crecidas”, explica Serrano. 

En el Port de Barcelona, diferentes iniciativas promueven el uso de energías limpias y renovables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el autoconsumo. El  proyecto REST-COAST, por otro lado, busca restaurar ecosistemas costeros basándose en la naturaleza, para reducir los riesgos de erosión e inundación que trae el cambio climático. Y la lista no acaba ahí.

Se trata de medidas de mitigación y adaptación que pueden reducir, de forma considerable, el impacto que el calentamiento global puede tener en el sector marítimo en los próximos años. Y evitar, así, que problemas como el generado por el Ever Green tengan en el futuro la huella del cambio climático.