Un año para salir a flote: las tendencias portuarias para 2021
Tras un año marcado por la pandemia del coronavirus que ha alterado las dinámicas de todos los sectores, incluido el marítimo, 2021 se plantea no solo como el año de la recuperación, sino el que redefinirá las prioridades y objetivos a corto y medio plazo, englobados en una serie de tendencias que se afianzarán en estos próximos 12 meses.
En su informe ‘COVID-19 and maritime transport:Impact and responses’, la United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD) lanza un mensaje positivo para 2021, en el que espera que el comercio marítimo crezca un 4.8% tras caer un 4.1% en 2020. Pero también remarca que no se trata de una recuperación lineal en la que se seguiría, simplemente, haciendo “lo de siempre”. La pandemia del COVID-19, además de causar estragos sanitarios y económicos, ha obligado a implementar como estándar medidas basadas en las prácticas que mejor respondieron a los retos planteados por la crisis. Y, además, ha acelerado cambios estratégicos y tecnológicos de relevancia.
Así, la recuperación se prevé desigual, con una evolución más lenta para algunos tráficos que para otros, y con una variación diferente en función de la región. Por ejemplo, los cruceros, uno de los sectores más afectados, esperan reanudar su actividad a finales de primavera o principios de verano, siempre y cuando los ritmos de vacunación sean los adecuados y se contenga la expansión de nuevas olas de la pandemia.
La recuperación comercial de los puertos
Considerada un servicio esencial, la actividad portuaria continuó durante los meses más agudos de la pandemia. A raíz de la experiencia de 2020, los puertos han establecido planes de choque para hacer frente al nuevo año. Tal y como destaca la UNCTAD, globalmente no se registraron grandes retrasos operativos ni durante el confinamiento ni la nueva normalidad. Muchas terminales han adoptado sistemas de reservas telemáticas, una medida ágil que es consecuencia directa de la pandemia.
La UNCTAD prevé que el comercio marítimo crecerá un 4.8% en 2021, un año que servirá para afianzar las tecnologías que mejoren la capacidad operativa y la sostenibilidad del sector
La UNCTAD apunta que otra medida ha sido el desarrollo de mejores líneas de comunicación entre los stakeholders portuarios. En este sentido, algunos puertos han potenciado planes de control de emergencias gestionados y monitoreados por comités internos, mientras que otros han desarrollado estructuras más elaboradas que incluyen diversos subcomités o el diálogo con responsables gubernamentales y otros agentes del sector, lo que ha afianzado la colaboración entre instituciones.
Otros puertos han trabajado, junto con agentes de la cadena de suministro, escenarios que analicen el impacto en los volúmenes operativos y económicos causados por la pandemia. En este sentido, tal y como expone Carles Mayol, commercial manager del Port de Barcelona, ya se vislumbra una cierta recuperación de los tráficos de importación de ciertos sectores y la recuperación de las exportaciones asiáticas en general.
Reajustar los servicios
Desde un punto de vista comercial, el COVID-19 seguirá impactando al sector, al menos, durante el primer trimestre del año y probablemente más para algunos sectores. Según explica Mayol, los armadores, a diferencia de la crisis financiera de 2008, han ajustado su oferta a partir de las cancelaciones de servicios y de los blank sailings o cancelación de salidas de buques con reservas programadas, lo cual ha generado, y seguirá generando, tensiones en la oferta y la demanda. “De momento, no se ha anunciado ningún incremento en la bodega, espacio o recuperación de los servicios cancelados hasta, como mínimo, abril de 2021”, explica.
Durante 2020, los volúmenes de carga descendieron pero no sucedió lo mismo con las tarifas de flete, ya que las navieras ajustaron el volumen reduciendo su capacidad mediante los citados blank sailings, recortando costes y aprovechando la bajada de precios de los combustibles para centrarse en la rentabilidad y no en la cuota de mercado. Esta estrategia continuará en 2021.
La consecuencia está siendo un incremento inusitado de los fletes, que han experimentado aumentos nunca vistos en el sector y que, en algunos casos, se han triplicado. En la primera semana de 2021, el precio medio del flete desde Asia se sitúa en alrededor de 5.000 dólares para un contenedor de 40 pies, cuando en diciembre de 2019 tenía un precio aproximado de 1.500 dólares.
Este incremento se puede agudizar en los primeros compases de 2021 y los nuevos precios deberán integrarse en las cadenas de suministro y repercutirán en los clientes finales. Cabe mencionar que los productos de bajo coste unitario están respondiendo peor a este incremento de precios y, en algunos casos, se están produciendo acumulaciones en origen mientras se espera que los precios de los fletes caigan a valores más asumibles.
Las acumulaciones de carga en determinados puntos, la reducción de la oferta marítima y el incremento de precios han tenido un efecto colateral que es la volatilidad y dificultad de obtener equipos y contenedores vacíos en determinadas zonas geográficas, lo que merma la capacidad de acceso a la oferta marítima, congestiona los puertos y dispara nuevamente los precios.
A pesar de este panorama, se espera que el efecto de la recuperación de las exportaciones chinas, a pesar de que se prevé una desaceleración de la demanda para este año, podrían aligerar la presión sobre las cadenas logísticas y ayudar a contener los precios.
Jordi Torrent, jefe de estrategia del Port de Barcelona, apunta también a que el comercio y la recuperación también se pueden ver beneficiadas por una reducción del proteccionismo que ha marcado las relaciones entre bloques del último periodo, especialmente las relaciones entre Estados Unidos (EE.UU.) y China. Los resultados de las elecciones en EE.UU. pueden ser un empuje positivo al comercio internacional.
Sostenibilidad y digitalización
Sea cual sea la situación coyuntural en lo que resta de pandemia y de su impacto sobre la economía mundial, el tráfico marítimo será sostenible o no será. El Comité de Protección del Medio Marino (MEPC), de la Organización Marítima Internacional (OMI), se reunió a finales de 2020 para consolidar en 2021 el compromiso de reducir las emisiones de CO2 en un 40%, (comparadas con las cifras del 2008) en 2030. La Unión Europea ha adoptado una medida similar, la de incentivar el Régimen de comercio de derechos de emisión de la UE, cuyos objetivos son todavía más rigurosos que los señalados por el MEPC.
Estas dos iniciativas lanzan un mensaje muy claro a navieras y compañías logísticas: deben prepararse para adoptar políticas relativas al cambio climático. Esto implica un incremento económico para los transportistas, que deberán invertir para transformar sus buques en medios de transporte más sostenibles o arriesgarse a recibir sanciones.
La OMI tampoco se olvida de las condiciones laborales de los marineros, que se tuvieron que quedar en tierra durante meses y cuyas condiciones esperan mejorar este año, o la posibilidad de que se afiancen rutas logísticas basadas en la cercanía y rapidez del tráfico marítimo, tal y como señalan voces expertas.
Una de las principales rutas para llegar a estos objetivos de sostenibilidad es, sin duda, la de la digitalización, acelerada a causa de la pandemia, que ha resultado ser una solución segura y efectiva durante la crisis. Compartir datos de forma colaborativa es el primer paso y en este sentido, el sector parte con ventaja porque muchos agentes ya cuentan con plataformas que les permiten intercambiar información. Este debe ser el año en el que se afiancen las plataformas digitales que permitan compartir datos en abierto.
Navis, el proveedor de operaciones que pertenece a Cargotec Corporation, se aventura a lanzar sus predicciones tecnológicas para 2021. La primera será la consolidación de tecnologías basadas en la nube, que ha permitido consolidar las operaciones en remoto. Según una encuesta realizada por este proveedor, el interés por estas tecnologías se ha incrementado un 40% comparado con el año pasado porque permite agilizar el flujo de trabajo, reducir costes y priorizar la seguridad del personal.
El uso de la inteligencia artificial para la logística marítima y terrestre será otra de las claves ya que la capacidad de predicción operativa y la recolección y análisis de datos permiten que los todos los agentes de la cadena de valor tomen decisiones más relevantes para sus negocios. Esta vendrá acompañada por la aceleración en la implementación de la automatización en las terminales, fundamental para mantener su competitividad e incrementar la productividad mejorando la seguridad y reduciendo costes operativos, pero a la vez, equilibrará las ofertas portuarias y reducirá la diferenciación entre enclaves.
La tecnología también será un aliado para afianzar la sostenibilidad de la cadena logística. La bajada del volumen de tráfico durante la primera mitad de 2020 tuvo un impacto positivo en la calidad del aire y en el medio ambiente. Por ello, la consolidación de sistemas de monitorización operativa serán claves para maximizar la eficiencia, así como la preferencia por el transporte ferroviario en detrimento de los camiones.
Los próximos meses serán testigos de si estas tendencias se asientan o no, definitivamente, en un sector que espera que 2021 sea un año muy distinto al anterior.