La formación en habilidades sociales, clave en el desarrollo portuario
La educación del presente y del futuro ya no se basa en la tecnología. El perfil de los futuros líderes de los puertos será diferente del que había hasta ahora, con aptitudes más ligadas a la economía y al derecho en detrimento de formaciones más técnicas. Eduard Rodés, director de la Escola Europea - Intermodal Transport, analiza esta evolución.
Eduard Rodés es el director de la Escola Europea – Intermodal Transport.
Estamos en PierNext, un portal de referencia en tendencias e innovación, por lo que podría hablar de tecnologías que pueden ser disruptivas para la educación como el proyecto Neuralink liderado por Elon Musk. Su reto es crear un chip para implantarlo en el tejido cerebral para integrarlo con la tecnología. Un “cordón neuronal” de pequeños electrodos cerebrales capaces de compartir información procedente de un sistema informático. Con esta conexión, Musk pretende desarrollar las capacidades cognitivas de los seres humanos.
Pero hoy quiero hablar del proyecto El futuro de la educación y las competencias 2030 iniciado en 2015 por la OCDE, un organismo internacional integrado por 37 países que desarrolla políticas para una vida mejor. Junto con los gobiernos, los encargados de la formulación de políticas y los ciudadanos, trabaja para establecer normas internacionales basadas en pruebas y encontrar soluciones a una serie de problemas sociales, económicos y ambientales.
Destaca su labor para lograr una educación sólida. Proporcionan un foro y un centro de conocimientos únicos para la obtención de datos y análisis, el intercambio de experiencias, la puesta en común de las mejores prácticas y el asesoramiento en materia de políticas públicas y establecimiento de normas internacionales.
Este proyecto empieza con una afirmación con la que no puedo estar más de acuerdo:
“¿Cómo podemos preparar a los estudiantes para trabajos que aún no se han creado, para abordar los desafíos de la sociedad que aún no podemos imaginar y para utilizar tecnologías que aún no se han inventado? ¿Cómo podemos equiparlos para que prosperen en un mundo interconectado en el que necesitan comprender y apreciar diferentes perspectivas y puntos de vista del mundo, interactuar respetuosamente con los demás y tomar medidas responsables para la sostenibilidad y el bienestar colectivo?”
Una declaración de principios que acierta al indicar que una parte fundamental de la educación del futuro debe centrarse en las habilidades sociales o como la experta en neuroeducación María José Codina denomina virtudes cordiales.
¿Qué son las habilidades sociales?
Son aquellas habilidades no académicas que los estudiantes adquieren para tener éxito en la vida. A menudo incluyen habilidades sociales y emocionales, de pensamiento crítico, algunas que facilitan las interacciones positivas con los demás y la capacidad de superar los desafíos:
- Habilidad de aplicar lo que han aprendido en la escuela a situaciones del mundo real.
- Habilidad de resolución de problemas.
- Gestión de conflictos.
- Habilidad de pensamiento crítico.
- Capacidad de ver las cuestiones o problemas desde diferentes perspectivas.
- Capacidad de trabajo en equipo.
Actualmente tenemos que incluir materias como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. ¿Te imaginas que preguntan cuál es tu opinión sobre el ODS número 9 en una entrevista para un puesto en una autoridad portuaria?
Si nos ceñimos a la realidad cotidiana, podemos comprobar que eso importa, y mucho. La Autoridad Portuaria de Barcelona, la Escola Europea - Intermodal Transport, la ciudad de Barcelona, Cataluña, España, Europa, el mundo. Todos se identifican con los ODS y se comprometen a trabajar para lograrlos. Por eso pregunto: ¿Deben los ODS formar parte de la educación que hemos de dar y recibir?
Creo que sí. Y eso nos lleva a un terreno interesante para explorar: el Humanismo como hilo conductor de la educación. Una filosofía de la vida democrática y ética, en la que los seres humanos tengan el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a sus propias vidas. La construcción de una sociedad más humana a través de una ética basada en valores humanos y otros valores naturales en el espíritu de la razón y la libre investigación a través de nuestras capacidades.
Desde una visión práctica, la educación debería tratar de fomentar lo que coloquialmente denominamos sentido común. De la misma forma afirmamos que es el menos común de los sentidos. Eso nos lleva, casi sin querer, al existencialismo de Jean-Paul Sartre, que propuso reponer el raciocinio en el ser humano. Ya que, dotado de la capacidad de razonar y analizar desde un sistema lógico su realidad más inmediata, su misión era reconstruir la sociedad, haciéndose cargo de su propio destino.
Y ahora fijémonos en los puertos, en lo que hacen y hacia dónde dirigen sus intereses. Podemos tomar como ejemplo el programa Human Port Capital en el que participan los puertos de Nueva York, Nueva Jersey, Vancouver, Los Ángeles, Busan, Singapur, Barcelona, Riga, El Havre, Livorno y Rotterdam. Para asegurar que los puertos sigan siendo dinámicos y competitivos, unen sus fuerzas para tratar sobre la innovación social.
O la iniciativa Smart Ports en la que participan los puertos de Barcelona, Amberes, Busán, Hamburgo, Los Ángeles, Montreal y Rotterdam. Una unión que facilita que los puertos hagan innovaciones que permitan mejorar procesos, infraestructuras y operaciones. En mi opinión, el fondo de todo ello es el cambio de orientación de las organizaciones.
El informe de Deloitte 2020 Global Human Capital Trends describe un nuevo paradigma para las organizaciones: la empresa social.
"Una empresa social es una organización cuya misión combina el incremento de los ingresos y los beneficios con la necesidad de respetar y apoyar a su entorno y a sus stakeholders. Esto implica escuchar, invertir y gestionar activamente las tendencias que están remodelando el mundo empresarial. Hablamos de una organización que asume su responsabilidad de ser un “buen ciudadano”, tanto interna como externamente, sirviendo como modelo para sus análogos e impulsando un alto grado de colaboración a todos los niveles.
Las organizaciones ya no son evaluadas, únicamente, por métricas tradicionales como pueden ser su rendimiento financiero o la calidad de sus productos o servicios. En cambio, cada vez más son juzgadas por su relación con sus empleados, clientes, comunidades y la sociedad en su conjunto, convirtiéndolas en empresas sociales y no meramente empresariales."
El perfil de los futuros líderes de los puertos será diferente del que había hasta ahora. La propia presidencia de los puertos en España ha evolucionado con la incorporación de mujeres y con perfiles más ligados a la economía y el derecho en detrimento de formaciones más técnicas. La educación del presente y del futuro ya no es principalmente sobre tecnología, aunque la utilizará como herramienta a su favor.
La educación debe servir para construirse interiormente, lo que permitirá construir en favor de los demás. Una realidad para la que no se da una formación específica y para la que se deben buscar las fuentes, ya que la sociedad del futuro exigirá a los ciudadanos ser responsables. Jean-Paul Sartre dijo que el hombre está condenado a ser libre porque es responsable de todos sus actos. Tendremos que aprender a ser libres y eso es, posiblemente lo más difícil y lo más bonito por lo que luchar.