Cuatro escenarios de futuro para el transporte marítimo en Europa
El IV Plan Estratégico del Port de Barcelona, presentado recientemente, incluye una proyección sobre las tendencias del tráfico marítimo en Europa en 2040. Port & Logistics Advisory y la consultora blueFocus analizan estas tendencias a dos décadas vista para establecer las previsiones de tráfico a largo plazo. Dadas las dificultades para elaborar previsiones fiables, se utilizó la técnica de los escenarios para prever este futuro. Así es como surgen los cuatro escenarios recogidos en el IV Plan estratégico del Port de Barcelona.
Javier Garrido es investigador en el Centro de Innovación y Transporte (CENIT) y doctorando del Port de Barcelona.
El Dr. Peter de Langen es propietario y consultor principal en Ports & Logistics Advisory, codirector de la plataforma porteconomics.eu.
Xavier Roca es Managing Partner de blueFocus, una consultoría de estrategia y operaciones.
Carles Rúa es Jefe de Innovación del Port de Barcelona y Director del Máster Executive en Supply Chain Management de la UPC.
Jordi Torrent es el Director de Estrategia del Port de Barcelona.
El punto de partida del estudio del tráfico marítimo en Europa en el Horizonte 2040 ha sido identificar las tendencias sobre las que existe un elevado grado de consenso:
- Tendencias económicas: el crecimiento previsto de las economías en desarrollo, que contrasta con el estancamiento de las economías avanzadas; el incremento de la población urbana o el desarrollo de nuevos nichos de mercados como la economía azul.
- Tendencias medioambientales: la lucha contra el cambio climático y la descarbonización y reducción de emisiones en todas las actividades; la apuesta por la economía circular y el uso de fuentes energéticas más limpias o el incremento de la movilidad eléctrica y de la micromovilidad.
- Tendencias sociales: entre las que destacan la “servitización” de la economía (sustitución de bienes físicos por virtuales, de propiedad por uso); el envejecimiento de la población, especialmente en Europa y la reducción del trabajo o el crecimiento del turismo (si la pandemia remite).
- Tendencias vinculadas a las cadenas de suministro, como la creciente aparición de disrupciones globales; el desarrollo del comercio electrónico y de la economía circular o el papel que puede adoptar la impresión aditiva o el transporte autónomo.
- Tendencias en el transporte marítimo, principalmente el desarrollo de megabuques, la aparición futura de nuevas rutas, la creciente concentración de operadores o el desarrollo de la digitalización y la automatización en el sector.
Para la construcción de los escenarios se tuvieron en cuenta los dos factores que se consideran más sensibles de cara al futuro. Por un lado, el contexto geopolítico y de crecimiento global en el que nos moveremos, y por otro, la habilidad de la sociedad europea de transitar hacia nuevos modelos más sostenibles a nivel tecnológico, ambiental, social y productivo.
Gráficamente, esto se puede representar mediante unos ejes de coordenadas en lo que el eje X (abscisas) representa la evolución económica global, basada en la estabilidad y cooperación entre países, y el eje Y (ordenadas) representa la capacidad de Europa de liderar la transición hacia una sociedad/economía sostenible.
Como resultado de combinar estos dos ejes se empiezan a configurar los cuatro escenarios del tráfico marítimo en Europa para 2040 que, una vez adaptados a su realidad, han sido incorporados al IV Plan Estratégico del Port de Barcelona:
- Escenario de prosperidad global: Europa se erigiría como una región dinámica dentro de un contexto económico global estable y cada vez más globalizado. La aportación relativa de Europa al PIB mundial se reduciría pero la Unión Europea continuaría siendo trascendente y sus industrias de exportación mantendrían la competitividad, a la par que evolucionarían hacia la sostenibilidad. El liderazgo en tecnologías sostenibles se convertiría en este escenario en uno de los pilares de las compañías europeas con presencia internacional.
- Escenario con una Europa renaciente: dentro de un contexto global marcado por la inestabilidad, Europa se centraría en las reformas hacia la sostenibilidad. La dependencia de las importaciones de terceros países se reduciría, especialmente para tecnologías críticas, y el sistema energético europeo viraría hacia la autosuficiencia y la sostenibilidad. La industria europea ganaría competitividad en el mundo gracias a la innovación de sus industrias y sostenibilidad de sus productos.
- Escenario con una Europa decadente: en este tercer escenario, Europa se estancaría en un mundo en continuo avance. Llevada por la inercia mundial, Europa seguiría creciendo, pero a ritmos muy ralentizados. La falta de reformas e innovación restarían competitividad a las industrias europeas. Como consecuencia, resistiría con sus riquezas y posicionamiento acumulados históricamente, pero dependería de terceros países en importaciones, tecnología y energía. La aportación de la economía europea al conjunto global se reduciría rápidamente.
- Escenario de estancamiento global: la situación global en este cuarto y último escenario se caracterizaría por la inestabilidad, guerras comerciales, desalineamientos en la lucha contra el cambio climático, y conflictos políticos y militares. El proceso de integración europeo se paralizaría y las tensiones entre los miembros de la Unión Europea se intensificarían. La situación política dificultaría la transición hacia un sistema energético sostenible y la posición competitiva de sus industrias de producción, como la automotriz, tecnológica y química, presentarían dificultades.
Los cuatro escenarios avanzados en el IV Plan Estratégico del Port de Barcelona señalan tendencias globales y cómo impactarían en el transporte marítimo de mercancías en Europa
Estos escenarios se han cuantificado formalmente para los segmentos de tráfico más significativos, analizando el impacto de las tendencias anteriormente enumeradas en el contexto de los mismos y cómo se verá afectado el transporte marítimo de mercancías en Europa.
Así, el escenario de prosperidad global plantea un crecimiento del PIB mundial (CAGR) del 3,2% y del 2,0 para Europa, el escenario renaciente plantea un aumento del PIB mundial del 2,5% y del 1,2% para el continente, el decadente considera un crecimiento mundial del 3,0% y del 1,0% para el continente y en un estancamiento global plantea un CAGR del 2,0% a nivel global y del 0,5% a nivel de Europa.
Los supuestos de evolución de los diferentes segmentos de tráfico en el horizonte de 2040, en función del escenario que realmente sucede, se muestra en la siguiente figura:
Esto implica que, a largo plazo, en cualquiera de los escenarios expuestos, los tráficos a granel podrían sufrir un fuerte retroceso a nivel europeo, básicamente por la reducción de necesidades de productos petrolíferos como consecuencia de los procesos de transición energética así como de materias primas, como consecuencia del posible estancamiento económico del continente, pero también por el auge de la economía circular que permitirá reaprovechar en gran medida algunos productos como el acero o el aluminio, reduciendo las necesidades de importación.
Por lo que respecta a los tráficos de automóviles, las previsiones son más inciertas, pero las nuevas generaciones probablemente tiendan a utilizar modelos de movilidad alternativos, con lo que se reducirá la demanda interna de coches nuevos. En función de si la industria automovilística europea será capaz o no de competir en los mercados emergentes, Asia y África principalmente, podremos mantener o incluso aumentar ligeramente los tráficos en los mejores escenarios o, por el contrario, los movimientos se reducirán en el continente.
A largo plazo, en cualquiera de los escenarios expuestos, los tráficos a granel podrían sufrir un fuerte retroceso, básicamente por la reducción de necesidades de productos petrolíferos pero también por el auge de la economía circular
Sí parece que aumentaría, aunque no al ritmo de las últimas décadas, el tráfico de mercancía contenerizada, aunque el impacto de este aumento dependerá de la capacidad que la industria europea tenga para imponerse en los mercados emergentes.
Los tráficos con mejores perspectivas son los vinculados a la carga rodada, ligados especialmente a las autopistas del mar y al short sea, en detrimento del deep sea o de las líneas transoceánicas. En efecto, una vez superado el impacto de la pandemia del Covid-19, se espera una buena recuperación para estos tráficos que incluirían pasaje (también cruceros) y carga rodada.
Los cruceros, uno de los sectores más afectados por la pandemia, obviamente tienen unas perspectivas limitadas a corto plazo, pero a largo plazo, superado el Covid-19, con una creciente clase media ávida por viajar en países como China y el sudeste asiático, presenta unas previsiones de crecimiento mucho más prometedoras.
Los tráficos con mejores perspectivas son los vinculados a la carga rodada, ligados especialmente a las autopistas del mar y al short sea
El impacto de los escenarios en los usos portuarios
Estos escenarios afectan enormemente a la definición de los espacios y usos en los puertos: por un lado, cabe esperar que actividades o flujos de carga en declive vayan liberando espacios portuarios para otros usos. Por ejemplo, el carbón en la actualidad o los productos petrolíferos a más largo plazo.
Por otro lado, el limitado crecimiento o estancamiento de bastantes segmentos de tráfico unido a las mejoras operativas y en productividad de las terminales van a restringir la demanda futura de ampliaciones y nuevas instalaciones.
En tercer lugar, la presión urbana apunta en muchos enclaves portuarios a especializar la zona más próxima a la ciudad a actividades más compatibles con los usos urbanos y de mayor valor añadido.
Por último, están apareciendo nuevos negocios que deberán desarrollarse en los espacios portuarios o en sus alrededores, nuevas actividades vinculadas con el sector energético (producción, almacenaje, distribución), al desarrollo de nuevos modelos de distribución centrados en el puerto (port centric logistics) y en el e-commerce, que deberán dar uso a las áreas infrautilizadas.
Aplicado al Port de Barcelona, estos cambios de usos (ver gráfica superior) implicarán una reducción porcentual del espacio dedicado a la pura carga y descarga de buques. La evolución también apunta a un incremento del uso logístico y ciudadano (puerto ciudad, ocio, etc) y de las necesidades del pasaje (esperando una recuperación a medio plazo del sector cruceros), además del desarrollo de actividades nuevas en la zona de servicio del puerto que comenzarán a tener un papel significativo en la oferta de servicios.