Europa y la innovación según Mario Draghi
El reciente Informe Draghi, un demoledor análisis sobre la competitividad europea, ha causado un gran revuelo político. Uno de los tres pilares que aborda es el de la innovación en la UE o, mejor dicho, sus carencias. Ya que PierNext es un hub de innovación, repasamos con mucho interés qué dice el informe al respecto. El resumen rápido: hay que ponerse las pilas.
Carles Rúa es Jefe de Innovación del Port de Barcelona y Director del Máster Executive en Supply Chain Management de la UPC.
Más que un informe, un terremoto.
Es lo que consiguió provocar Mario Draghi el pasado 9 de septiembre. Draghi ha sido ex primer ministro de Italia y ex presidente del Banco Central Europeo y, por su trayectoría y reputación, la Comisión Europea le encargó hace un año que presentara un informe sobre el futuro de la Unión Europa.
Draghi soltó la bomba, de más de 400 páginas divididas en dos partes, “El futuro de la competitividad de Europa”. Más conocido como Informe Draghi, el documento plantea un cambio radical en la política económica de la UE.
El informe realiza un diagnóstico no por cierto menos demoledor de la competitividad europea en el nuevo contexto global, destacando la desaceleración de nuestra economía durante las últimas dos décadas, en comparación con Estados Unidos y China.
Desde principios del siglo XXI, Europa es consciente de esta situación y ha ido desarrollando, sin éxito, políticas para intentar remediarla. Hasta hace poco, la brecha se ha enmascarado por el rápido crecimiento económico global, el paraguas de seguridad que proporcionaban los Estados Unidos, el liberalismo económico y la aparente estabilidad geopolítica mundial.
Todo este paradigma ha cambiado.
Las disrupciones continuadas de los últimos años, la ralentización del crecimiento mundial, el neoproteccionismo de los Estados, el estancamiento (y envejecimiento) de la población europea, la dependencia exterior en sectores críticos y en materias primas, la falta de visión en una política exterior común, la falta de inversión o la derrota en la carrera digital amenazan la productividad y el crecimiento europeos.
Y lo que es peor, de no revertirse la situación, el informe avisa seriamente que la capacidad de Europa de proporcionar a sus ciudadanos lo principios básicos en los que se sustenta (prosperidad, igualdad, libertad, paz, democracia y sostenibilidad) está en serio peligro.
Draghi propone tres pilares para dar la vuelta a esta situación.
- Primero, Europa debe cerrar la creciente brecha en cuanto a innovación con Estados Unidos y China.
- Segundo, Europa debe coordinar los esfuerzos en descarbonización y sostenibilidad con la competitividad de su industria.
- Tercero, Europa debe mejorar en seguridad y reducir su dependencia de terceros países en áreas clave.
En tanto PierNext es un blog de innovación, en este artículo nos vamos a centrar en el primer pilar.
Las barreras a la innovación en Europa
El Informe Draghi identifica una serie de barreras a la innovación en Europa:
- Europa ha perdido la revolución digital
Es el motor actual y futuro del crecimiento global y sólo cuatro de las primeras 50 compañías tecnológicas del mundo son europeas (ninguna en el top 10) y la brecha sigue creciendo, puesto que la dependencia de tecnologías foráneas (fabricación de microchips, almacenaje en la nube, desarrollo de software, plataformas globales de comercio electrónico, redes sociales,…) es cada vez mayor.
Teniendo en cuenta que el World Economic Forum considera que el 70% de la nueva riqueza que se cree a nivel mundial durante los próximos 10 años vendrá de la economía digital, no estamos ante un buen escenario.
- La inversión en innovación en Europa no se focaliza en los sectores más dinámicos
Mientras en Estados Unidos la innovación ha ido evolucionando sectorialmente en las últimas décadas (en los 2000 se centraba en la automoción y la farmacéutica, en los 2010 en las compañías de software y hardware y el los 2020 en el sector digital) en Europa los principales inversores en I+D siguen siendo empresas de automoción, un sector maduro que, no olvidemos, se haya actualmente en una situación de grave crisis, y empresas del sector farmacéutico.
La consecuencia es que la inversión en innovación en Europa no se focaliza en los sectores más dinámicos y prometedores.
En otras palabras, mientras que la innovación europea ha crecido el ámbito industrial, en sectores en los que el esfuerzo en investigación y desarrollo es medio o bajo, en Asia se innova más en producción tecnológica (hardware y software) y en Estados unidos en el sector digital.
En ambos casos se require un mayor esfuerzo en I+D. Con el agravante de que algunos de los sectores en los que Europa podía ejercer su liderazgo, ahora están en riesgo o muestran síntomas de debilidad.
Mientras la automoción se enfrenta a una nueva competencia de vehículos asiáticos, especialmente en el vehículo eléctrico, para la que ha demostrado no estar preparado, el sector farmacéutico carece de los niveles de inversión pública y privada de sus equivalentes americanos y de un marco regulatorio afín. Y las energías renovables, dominadas por la tecnología europea hasta hace poco, ahora se enfrentan a la competencia asiática, en parte, por su necesidad de materias primas de las que Europa carece.
- El esfuerzo inversor Europeo es inferior al de sus competidores
Europa invierte un 2,24% de su PIB den I+D, con sólo cinco estados por encima del 3%, por el 3,5% de EEUU, el 3,3% de Japón o el 2,4% de China. Las principales diferencias se producen en los niveles de inversión privada, siendo más parejos en la inversión pública.
Pero si nos centramos en la inversión pública, esta está dispersa, carece de foco y la gestión de las ayudas es excesivamente burocrática.
De hecho, según señala el informe, mientras que la inversión pública en I+D en Estados Unidos se realiza a nivel federal, en Europa sólo el 10% de la inversión se hace a nivel europeo en programas como Horizon Europe, el resto la realizan los Estados sin la adecuada coordinación. Si esta no se focaliza en las necesidades estratégicas de la Unión, las probabilidades de que se convierta en innovación que beneficie a la economía o a la sociedad se reducen drásticamente.
- La fragmentación del mercado interior dificulta el crecimiento de las start-ups y reduce su capacidad de financiación
Este hecho se agrava por la debilidad del sector del venture capital en Europa (el porcentaje de inversión de los VC globales en EU es del 5%, comparado con el 52% en EE. UU o el 40% en China) y ello ahuyenta a las empresas en fase de crecimiento. Uno de los grandes problemas señalados por el informe es que empresas emergentes fundadas en Europa, cuando alcanzan un determinado tamaño, tienden a trasladar su sede a otros continentes, especialmente a América.
Este hecho es también apuntado por el Informe Letta, que demanda la creación de una quinta libertad europea.
La UE se levanta sobre cuatro libertades fundamentales: el libre movimiento de personas, servicios, bienes y capital. La quina sería la libertad de movimientos en los ámbitos de la investigación, la innovación, las competencias, el conocimiento y la educación. Es decir un mercado único europeo de innovación y no 27 mercados nacionales.
- Comercializar la innovación, falta de "unicornios"
A pesar de que existen muy buenas universidades y centros de investigación en Europa, su capacidad para alcanzar niveles de excelencia en innovación y, sobre todo, para comercializar esa innovación convirtiéndola en productos de mercado es reducida en comparación con sus equivalentes americanos. Una de las razones es la escasa integración de los investigadores europeos en redes que incluyan también al sector privado, venture capital y start-ups.
De hecho, si analizamos los resultados en investigación (publicaciones científicas), Europa está por delante de Estados Unidos y China. Si nos focalizamos en las publicaciones científicas relevantes, Europa y Estados Unidos están a la par. Pero si analizamos la puesta en mercado, Europa está muy por detrás: en 2023, por ejemplo, el 66% de los unicornios activos en el mundo eran americanos, el 26% chinos y sólo el 8% europeos.
Y si miramos los rankings de universidades, podemos ver que, según el Nature Index 2024, del top 50 de las instituciones académicas del mundo, 21 están en EEUU, 21 en China y cuatro en Europa y, de esas cuatro, ninguna en la Unión Europea.
- Barreras regulatorias, especialmente en los sectores más tecnológicos
La heterogeneidad de las regulaciones nacionales, la multiplicidad de leyes, reglamentos y normativas para determinados temas, un modelo legislativo excesivamente preventivo,… Todo ello hace que, aunque existen start-ups tecnológicas en Europa, estas tengan muchas dificultades para crecer en el mercado interior e internacionalizarse, y les resulte más cómodo “mantenerse pequeñas”.
- Falta de adaptación de la formación a las necesidades del mercado
Muchas son las empresas que no encuentran personal adecuadamente preparado para las nuevas tecnologías, con carencias en habilidades digitales y para los nuevos retos de gestión, incluso entre las nuevas incorporaciones de jóvenes.
Si a ello le sumamos el estancamiento y envejecimiento de la población en Europa, la fuga de talento y realidades como el hecho de que los países asiáticos lideran el ranking del informe PISA, la falta de personal formado a todos los niveles en las organizaciones puede convertirse en un mal endémico de nuestra economía.
No sólo Draghi
Los desafíos a los que se enfrenta la innovación Europea no son nuevos. El Informe Draghi se alinea bastante con el denominado Informe Letta “Much more than a market”, presentado en abril de 2024 por Enrico Letta, también expresidente del Gobierno italiano, que propone así mismo un catálogo de medidas para revitalizar el mercado único europeo.
Las iniciativas más relevantes de este Informe Letta incluyen la dinamización de la unión de los mercados de capitales, la creación de un esquema de ayudas de Estado paneuropeas basado en contribuciones nacionales, el desarrollo de un código de derecho mercantil común como alternativa a los 27 ordenamientos nacionales actuales, etc…
En el ámbito de la innovación, el informe propone, entre otras medidas, garantizar la libertad de movimientos en los ámbitos de la educación, el conocimiento, la investigación las competencias y la innovación como un principio básico de la Unión.
Si nos basamos en datos reales, el European Innovation Scoreboard analiza 32 indicadores de innovación que cubren múltiples aspectos en el desempeño de la innovación. El informe de 2024 muestra que, aunque crece lentamente, el desempeño innovador mantiene una brecha cada vez mayor en relación con China y Estados Unidos. Y en sus conclusiones destaca las fuertes diferencias en dicho desempeño entre los países miembros del UE
Y según la OCDE, la inversión en I+D en Europa como porcentaje del PIB se ha incrementado muy ligeramente entre 2014 y 2022, un 5,5% hasta alcanzar el 2,11% del PIB. Pero en el mismo periodo, China ha crecido un 26,7%, hasta llegar al 2,56% del PIB, y en Estados Unidos ha crecido un 32,4%, hasta alcanzar el 3,59% del PIB. Muy lejos de los líderes mundiales: Israel, donde el gasto en I+D representa el 6,02% del PIB, o Corea, donde representa el 5,21% del PIB.
¿Cómo revertir la situación?
Draghi propone una serie de medidas para hacer frente a los desafíos en innovación que tiene la Unión Europea que se pueden resumir en:
- Poner la I+D en el centro de las prioridades estratégicas de la UE
- Focalizarse en la excelencia, evitando la dispersión y la mediocridad.
- Proporcionar escala actuando como un verdadero mercado único en i+D+I.
- Centrarse en la I+D que aporte valor añadido a nivel europeo.
- Guiar la innovación mediante los valores europeos que son los que nos definen y diferencian.
El Informe Draghi propone un conjunto de actuaciones, de las cuales queremos destacar las siguientes:
- Reformar los programas de I+D (especialmente Horizon Europe en el próximo Programa Marco con el fin de reducir el número de temáticas y focalizarse en aquellas realmente relevantes para el continente y especialmente las innovaciones con carácter disruptivo, reducir la burocracia en las solicitudes y la gestión de las mismas, orientar la investigación a los resultados y doblar la financiación hasta los 200.000 millones de euros para el próximo periodo de 7 años.
- Mejorar la coordinación de los programas europeos con los nacionales creando un espacio europeo de I+D con una estrategia común.
- Mejorar el posicionamiento y la excelencia de las instituciones europeas (universidades y centros de investigación) en el contexto global, potenciando las instituciones y a los investigadores punteros.
- Facilitar la orientación al mercado de la innovación europea, esto es, ayudar a los emprendedores a la comercialización de sus productos y servicios innovadores, reduciéndola burocracia, evitando regulaciones que de manera preventiva dificultan determinadas innovaciones especialmente en el caso de PYMEs y facilitar su crecimiento a nivel europeo homogeneizando la legislación y creando el concepto de “Innovative European Company”.
- Proporcionar un entorno financiero adecuado que ayude a la innovación disruptiva, start-ups, scale-ups incrementando los fondos, públicos y privados, disponibles para la I+D+I.
- Establecer un marco regulatorio más simple y favorable a la innovación creando un estatuto legal para las start-ups nivel europeo.
- Facilitar la colaboración público-privada en innovación y facilitar la entrada de la inversión privada en universidades y centros de investigación.
En resumen, la competitividad de Europa exige posicionar el continente como un líder en innovación y, para ello, es necesario cerrar la brecha de innovación con Estados unidos y con la pujante China. Además, se debe incrementar significativamente la inversión en I+D, especialmente la inversión privada, consolidar las universidades y centros de investigación para situarlo en la vanguardia de la excelencia, apoyar a las empresas innovadores creando un entorno favorable a empresas emergentes y tecnológicas, y aprovechar los valores europeos para dar foco a esa innovación.
Ya llegamos tarde.
Pongámonos a trabajar.