Servicio personalizado y continuo
La Marina Seca robotizada ofrece, además, un mejor servicio a sus usuarios respecto a los amarres tradicionales, gracias a las posibilidades de personalización. “Cuando un patrón decide dejar aquí su embarcación, lo primero que debe hacerse es una maniobra de ajuste de ésta con el sistema. Lo que se hace es calibrar la maquinaria para adaptarla a las características de cada barco, como la eslora, la manga o la altura”. Con esa información, se creará un tag, una etiqueta identificadora única, para cada embarcación. “Cuando llegue a la marina, el sistema la identificará y adaptará los elementos de transporte a sus características, pero también la llevará a un lecho, también personalizado, para minimizar el impacto en el casco de la embarcación durante el tiempo que ésta permanezca en la Marina Vela”, especifica el técnico.
Antes de la entrada al almacén, además, “se limpia el casco mediante agua a presión para eliminar el salitre, que podría dañarlo. Luego, unos ventiladores lo secan para evitar que la humedad entre en la instalación”, cuenta Pascual. Todas estas operaciones –limpieza del casco, elevación del barco con brazos robóticos, transporte en el interior de la marina hasta su lecho personalizado– se realizan en un tiempo récord de entre cinco y seis minutos. En el proceso interviene, además, una única persona (que, de hecho, simplemente supervisa la operación y se asegura de que no quede nadie en la embarcación cuando se introduzca en la instalación), con lo que permite que la marina seca pueda dar servicio de manera continua. Para asegurarse de que el servicio pueda realizarse sin apenas intervención humana y de la forma más ágil posible, “se ha creado una aplicación para smartphone mediante la cual los patrones podrán reservar franjas horarias para depositar o sacar su embarcación de la marina”.
Todos estos “aportes tecnológicos”, para Pascual, “servirán para dar un mejor servicio a los aficionados a la náutica”, pero también supone una solución más sostenible desde un punto de vista medioambiental, puesto que este sistema implica más amarres en un espacio menor, además de minimizar el impacto sobre el entorno marino. En definitiva, y tras estudiarlo a conciencia, “es la solución más sostenible, tanto económica como medioambientalmente, que hemos podido encontrar”.