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The Beacon, el faro de la innovación de Amberes

El hub de innovación de Amberes ejerce como nexo de unión entre empresas, públicas y privadas, y las start-ups para trabajar por la digitalización y sostenibilidad de los sectores industriales y portuarios de la ciudad belga. El puerto, socio de The Beacon, ha implementado varios proyectos gracias al impulso de un hub que ya mira más allá de sus fronteras. Hablamos con su directora general, Inés Sylverans.

Publicado el 20.12.2024
The Beacon nació como pop-up colaborativa entre la ciudad de Amberes, el puerto y la universidad, y ahora se ha convertido en un hub, sin ánimo de lucro, que alberga una comunidad de 100 tecnológicas (The Beacon).

The Beacon nació en Amberes en 2018 con el objetivo estratégico de impulsar la digitalización, la circularidad y la sostenibilidad en la ciudad belga, que cuenta con activos tan relevantes como el mayor clúster químico de Europa, el segundo mundial tras Houston (EE. UU), y el segundo puerto más grande de Europa.

Era la época cuando el concepto de smart city empezaba a cobrar fuerza, y cuando muchas ciudades apostaron por dar la bienvenida a las start-ups. En el caso de Amberes, Inés Sylverans, la directora general de The Beacon, explica, en conversación con PierNext, que su tamaño es “perfecto” para realizar pruebas de concepto al tratarse de “una pequeña gran metrópolis”, lo que vinculó a esta urbe portuaria con las empresas emergentes de una forma orgánica.

Inés Sylverans, directora general del hub de innovación del puerto de Amberes, The Beacon (The Beacon).

Un espíritu colaborativo que nació como pop-up

The Beacon fue, inicialmente, un pop-up colaborativo entre la ciudad, el puerto, la universidad de Amberes y otros socios, como Lantis, Agoria e Imec. Sectorialmente, el foco se encuentra en tres grandes núcleos: smart ports & logistics, smart industry y smart cities & mobility.

“Necesitábamos nuevas ideas para transformar estos sectores de cara al futuro. Por aquel entonces, muchas cosas estaban sucediendo con las start-ups, así que necesitábamos proveerlas de un espacio donde pudieran ubicar sus oficinas, colaborar, reunirse y juntar al conjunto del ecosistema, ya que aunque el mundo es cada vez más digital, es muy importante contar con espacios físicos que impulsen la colaboración”, recuerda Sylverans.

Pasado el primer año, The Beacon se ubicó en un edificio de 16.000m2, 9.500 de los cuales se destinaron a startups, empresas, incubadoras y aceleradoras y donde también se encuentran las oficinas de algunos de los socios fundadores.

Empezó como un proyecto de colaboración, pero pronto empezó a crecer hasta ocupar todo el espacio disponible. Fue entonces, hace 5 años, cuando The Beacon nació oficialmente como una organización sin ánimo de lucro, con socios gubernamentales y privados, para acortar distancias entre empresas públicas y privadas y start-ups.

“La aceleración real comenzó en los últimos dos años, una vez terminó la pandemia. Hemos crecido hasta alcanzar una comunidad de 100 tecnológicas, 38 de las cuales son residentes; un 30% son start-ups, un 30% son scale-ups y el 30% restante empresas, además de instituciones de investigación, porque creemos en una colaboración de triple hélice. Así que el gobierno, las empresas, investigación y la educación están conectados en el edificio”, explica.

The Beacon ha crecido hasta alcanzar una comunidad de 100 tecnológicas, 38 de las cuales son residentes; un 30% son start-ups, un 30% son scale-ups y el 30% restante empresas, además de instituciones de investigación (The Beacon).

The Beacon: eventos y networking

Esta conexión se estrecha mediante la organización de unos 40 eventos anuales que, comparte, se estructuran en tres niveles:

  • Aquellos orientados en tecnologías de presente y futuro para el sector, donde se informa y debate sobre temas de actualidad e interés como la ciberseguridad y su regulación. Otras áreas son IoT, drones y robótica, blockchain, IA, sensores y datos.
  • El segundo está relacionado con las incubadoras. The Beacon cuenta con KBC, la mayor incubadora belga, en sus instalaciones, a la que cada año se unen 150 start-ups, e imec.istart, el programa de aceleración de seis meses de duración de uno de sus socios que guía a las empresas de tecnología para acelerar su crecimiento financiero y en el desarrollo de su modelo de negocio.
  • La tercera y última está relacionada con el futuro y la tercera “pata” que falta: los clientes. Sylverans explica que su principal objetivo para los próximos dos años será conseguir que las empresas no tecnológicas que participan en su ecosistema se dirijan a ellos cuando requieran soluciones relacionadas con la tecnología. 

The Beacon ayuda a la conexión estrecha entre los diferentes actores de la innovación mediante la organización de unos 40 eventos anuales (The Beacon).

Ayudando al puerto a conseguir sus objetivos

Esta colaboración se extiende a la creación de programas con distintos agentes del sector marítimo que, dadas las necesidades regulatorias (por ejemplo, el Corporate Sustainability Reporting Directive) y de incrementar su eficiencia, llaman a la puerta de The Beacon en busca de soluciones.

En el caso concreto del puerto de Amberes, Sylverans explica que se reúnen mensualmente con su equipo de innovación, quiénes les transmiten qué objetivos quieren conseguir en el futuro, y que ellos seleccionan y proponen nuevas empresas en base a lo comentado en estas reuniones.

  • Como ejemplo de esta dinámica, explica que hace poco el puerto hizo una presentación en The Beacon sobre la seguridad del acceso de los barcos al recinto portuario y la necesidad de incrementarla, hacerla más inteligente y mejorar el mantenimiento predictivo, ya que los barcos no tienen el mismo tamaño que antaño y esto puede provocar problemas. Definieron ocho casos de uso y unas 50 personas de nuestra comunidad estuvieron intercambiando ideas sobre qué tipo de tecnología está disponible, la posibilidad de realizar pilotos y un posterior seguimiento. El puerto trabaja con nosotros para conocer el mercado tecnológico local”, apunta.

La otra cara de la moneda consiste en esta selección de start-ups y en verificar que cuentan con el nivel de preparación suficiente para trabajar con infraestructuras críticas , si pueden hacerlo a gran escala y en un sector en el que los ritmos son distintos del B2C y donde, a menudo, la legislación va varios pasos por detrás en lo que refiere a tecnologías como los drones o barcos autónomos.

The Beacon selecciona start-ups y verifica que cuentan con el nivel de preparación suficiente para trabajar con infraestructuras críticas, si pueden hacerlo a gran escala y en un sector en el que los ritmos son distintos del B2C (The Beacon).

Start-ups de The Beacon que trabajan con el puerto

La directora general presenta varios casos vinculados con el puerto de Amberes:

  1. La empresa de drones ADLC recoge muestras de los barcos de la química BASF que traslada, en apenas 10 minutos, hasta las instalaciones de SGS, una compañía de inspección que debe verificar que la carga cumple con todos los estándares. Su transporte por carretera sería de alrededor de una hora, incrementando el tiempo de espera y el coste económico de los barcos atracados en el puerto.
  2. Seafar tiene una flota de barcos semiautónomos cuyos pilotos los guían por vías navegables interiores remotamente desde la oficina, por tramos rectos y nada peligrosos, pero tediosos. 
  3. INoses son unos sensores que pueden detectar olores provocados por fugas gracias a los drones que inspeccionan la zona portuaria, que como recuerda Sylverans, es  seis veces más grande que la propia ciudad. 

Sede de The Beacon en Amberes (Lucid Stan Study360).

Planes de futuro: crecer e internacionalizarse

Inés Sylverans comparte en exclusiva con PieNext un proyecto de aún mayor envergadura que verá la luz en unos cinco años: un campus de innovación y banco de pruebas que se ubicará en unos terrenos municipales que permitirá aumentar todavía más la capacidad de The Beacon.

“Otro objetivo que tenemos es conectar con otros ecosistemas internacionales, ya que tenemos una visión muy clara de lo que ocurre en la ciudad o en Bélgica, donde ya trabajamos con otros centros de innovación y con Flanders Investment and Trade en misiones locales y en el extranjero. Sin embargo, queremos unir fuerzas y descubrir que esta pasando en el resto de Europa y del mundo. Por eso hemos ido a conocer ecosistemas de innovación tecnológica de Barcelona, Helsinki o Hamburgo, para nosotros es muy interesante”, concluye Sylverans.

El faro de The Beacon espera brillar todavía con más fuerza, ya no solo en el ecosistema de Amberes y de Bélgica, sino en todo el mundo, con un concepto arraigado en la idea de comunidad y de la colaboración.