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El efecto transformador de la Copa América en el Port de Barcelona

Además de deporte y prestigio, un evento deportivo de la magnitud de una Copa América tiene un impacto económico y urbanístico en la ciudad anfitriona que perdura en el tiempo. El mayor cambio que vivirá el Port de Barcelona será en el Port Vell, pero a diferencia de las ediciones anteriores, no se construirán nuevas infraestructuras, sino que actualizarán y transformarán las existentes. Explicamos cómo y lo comparamos con lo que sucedió en otros puertos anfitriones de la competición.

Publicado el 21.09.2023
La Copa América de Vela ya ha "empezado" en Barcelona con la llegada de los equipos y el comienzo de las obras. (Emirates Team New Zealand)

En poco más de un año, Barcelona acogerá la 37a edición de la regata más prestigiosa del mundo. La actividad relacionada con la Copa América ya ha comenzado en la ciudad con la llegada de los equipos participantes y del inicio de las obras, se intensificará en noviembre de 2024, y su legado continuará en años venideros.

David Pino, director del Port Vell, explica que el factor diferencial con ediciones anteriores es la readaptación, y no la construcción, de espacios existentes destinada a las bases de los seis equipos participantes y que posteriormente podrían destinarse a otros usos, una vez concluya el evento. 

Apostar por remodelar y no por construir contribuye a la sostenibilidad económica de Barcelona en relación con la Copa América. (Port de Barcelona)

¿Por qué?

Como explicaba el director general del Port de Barcelona, José Alberto Carbonell,  en un artículo en La Vanguardia, “que un puerto disponga de la infraestructura necesaria para albergar a los seis equipos participantes es prácticamente imposible (...) Por esta razón, las propuestas (para albergar eventos como la Copa América), con cierta frecuencia se fundamentan en construir costosas infraestructuras, vinculadas a complejas transformaciones urbanísticas más quiméricas que necesarias. Ante esta realidad, las administraciones públicas son cada vez más reticentes al impulso de estos arriesgados procesos de transformación, porque, además, están vigiladas por una sociedad cada vez más exigente en el análisis coste-beneficio”. Y concluía su reflexión en el artículo señalando la importancia de  la colaboración entre el sector público que, básicamente, lidera, planifica y gestiona, y el sector privado, “con empresas que han asumido como propia la capacidad de hacer posible tan importante acontecimiento, ha sido la clave para presentar la oferta inicial y especialmente para permitir una ubicación de los seis equipos muy bien distribuida a lo largo y ancho del Port Vell”.

Las intervenciones que se realizarán en el Port Vell son lás importantes desde los Juegos Olímpicos de 1992. (Port de Barcelona)

Una dimensión económica, social y medioambiental

La decisión estratégica del Port de Barcelona para albergar la Copa América ha buscado la sostenibilidad a largo plazo en tres ejes: el económico, el medioambiental y el social.

La decisión de rehabilitar y transformar y de no construir es más sostenible desde el punto de vista económico, pero además, la edición de Barcelona comporta una novedad en este sentido, como explica David Pino: 

“Los encargados de financiar y construir las bases son, a diferencia de otras ediciones, los propios equipos y, desde la organización, preparamos los servicios, alcantarillado, accesos o conexiones que necesitan por tierra y mar. Encargamos una guía técnica para las bases donde se especifican, por ejemplo, las normativas nacionales en materia de incendios o de emergencias. Los equipos nos presentaron sus proyectos que, por una cuestión de tiempo, tuvimos que aprobar con rapidez”.

Las bases, además, implementarán varias medidas medioambientales planteadas por el Port de Barcelona: un sistema fotovoltaico, agua regenerada y un análisis de la huella de carbono para compensar las emisiones de CO2.

Las intervenciones abrirán nuevos espacios al mar para el disfrute de la ciudadanía. (Port de Barcelona)

Respecto a la conexión con la ciudadanía, Pino explica que la intención, tanto del Port de Barcelona como del ayuntamiento de la ciudad, es la de abrir no las playas, como sucedió en las olimpiadas, sino el mar y las actividades que se desarrollan, incluidas las relacionadas con la economía azul.

“Por eso hemos ofrecido el mejor espacio que podemos ofrecer como Autoridad Portuaria de Barcelona: el Moll de la Fusta, que será el gran escenario donde se situará el village público y gratuito durante los dos meses que dura la regata. Esta medida ayudará a que la vela, el mar y todo lo relacionado con el marítimo se acerque a la ciudad”, destaca Pino.

La reconfiguración de las bases de la Copa América

La ubicación de las seis bases en el Port Vell experimentó una modificación respecto a la inicial. “La primera propuesta que planteamos fue la de utilizar los espacios del Moll Adossat, pasada la terminal de cruceros, y habilitar todas las bases juntas, que es el modelo utilizado en otras ediciones”. 

Sin embargo, la entrada y salida de las regatas se ubicaría en la Bocana Comercial, lo cual restaba opciones a la candidatura de Barcelona. “Tras la visita de Grant Dalton, director del equipo Team New Zealand, los organizadores de esta edición, repensamos la propuesta y propusimos repartir las bases por el Port Vell y buscar espacios más grandes, ya que necesitan más de media hectárea, con conexión al agua, y unas características complejas”, comparte.

Esta decisión ha significado modificaciones en el tráfico marítimo y comercial del Port. Sin embargo, el impulso que la Copa América representa para activar proyectos públicos y privados es una oportunidad que ni administraciones ni socios privados querían perder. “La suma de confluencias y de esfuerzos para encajar las bases en espacios que permitirán lanzar una serie de proyectos suponía una ocasión única”, sostiene Pino.

Las bases de los 6 equipos implementarán medidas medioambientales planteadas por el Port de Barcelona: un sistema fotovoltaico, agua regenerada y un análisis de la huella de carbono para compensar las emisiones de CO2

Las actuaciones urbanas de la Copa América en Barcelona

Veinte son las actuaciones previstas que serán la segunda gran remodelación del Port Vell tras los Juegos Olímpicos de 1992. 

David Pino destaca algunas de las más significativas y complejas, relacionadas directamente o no, con la instalación de las bases en la ciudad:

  • Moll de Pescadors: “Es una zona donde se desarrolla una actividad concreta, que hay que respetar y que debe tener continuidad. Todas las estructuras que se colocarán serán nuevas, modernas y muy diferentes a las actuales y que gestionará la Cofradía de Pescadores”.
  • Traslado de la operativa del moll Barcelona Nord a Adossat y el cambio de las operaciones de cruceros y de Baleària, acelerando los acuerdos a los que se llegó con el ayuntamiento de Barcelona en 2018 respecto al alejamiento de la actividad crucerista del centro urbano. 
  • La reforma de los Tinglados, que acogerán el hospitality del Port de Barcelona.
  • El conjunto de la Nova Bocana, que incluye varias actuaciones como  la construcción elevada de una rambla, el nuevo edificio Mirador, que unirá la nueva rambla con el Moll de Ribera o la urbanización de las explanadas, actualmente en desuso.

En total, se invertirán 120 millones de euros en estas y otras actuaciones. Pino explica que los plazos de finalización del conjunto de intervenciones se realizarán según el previsto para cada una de ellas.

¿Qué transformaciones se llevaron a cabo en otras sedes de la Copa América?

David Pino explica que consultaron con otras sedes históricas de la Copa América para aprender de su experiencia, además de con la organización. “Hemos preguntado, escuchado y aprendido. Nos ha servido para entender mejor qué necesita la Copa América, sobre todo los equipos participantes, aunque le hemos dado un giro para adaptarlo al estilo Barcelona. Este aprendizaje se refleja en, por ejemplo, el hecho de que la inversión será provechosa en un 95%”, afirma.

A continuación, Pino cita las ciudades que han servido de ejemplo para la organización de la 37ª edición de la Copa América:

Auckland: Copa América sin barreras

La visión común del Gobierno, el Ayuntamiento de Auckland y Emirates Team New Zealand fue que la 36ª America's Cup fuera un evento inclusivo, con un frente marítimo que permitiera una experiencia accesible para  el mundo y conectara al público con los barcos, las bases y los eventos, en una villa lineal que se extendió por el frente marítimo desde el Viaducto Este, hasta North Wharf y Wynyard Point.

Para obtener esta visibilidad y conexión, se retiraron 12 tanques del muelle de Wynyard y se liberó del espacio urbano infraestructura industrial del siglo XIX. También se colocó un nuevo rompeolas situado junto al muelle Hobson para que las aguas del puerto exterior del viaducto fueran lo suficientemente tranquilas como para que los barcos pudieran botar con seguridad.

En el recién estrenado Viaduct Harbour de Auckland, donde se situó el village, las instalaciones de la Copa América de Vela se integraron en una nueva extensión urbana de uso mixto para la ciudad, donde se celebraron las ediciones de 2000 y 2003. 

“De Auckland aprendimos que había que hacer las cosas muy fáciles e intentar ser muy ágiles en, por ejemplo, conseguir permisos”, explica Pino.

Valencia: regeneración total del puerto

Desde que Valencia fue seleccionada como sede de la 32ª edición; el Consorcio Valencia 2007 asumió la tarea principal de remodelar el puerto de Valencia para convertirlo en el mejor escenario para el evento náutico.

El resultado de esta reordenación fue la Marina Real Juan Carlos I, situada en pleno centro de Valencia, al norte del puerto comercial y junto a la playa de la Malvarrosa, y que se transformó en un gran espacio para el público.

También se construyó el edificio Veles e Vents, del arquitecto David Chipperfield, destinado a los espectadores del evento deportivo y que ahora alberga un restaurante con estrella Michelin y varios espacios para distintos usos.

“Con Valencia tuvimos varias conversaciones sobre su experiencia. Aprovecharon muy bien el evento urbanísticamente hablando, con la apertura del puerto. De alguna manera, su Copa América fueron nuestras olimpiadas”, valora.

San Francisco, democratización de las regatas

La 34ª edición celebrada en la ciudad californiana fue la primera de la historia en que las regatas fueron visibles desde múltiples lugares, tanto terrestres como marítimos, con las líneas de salida y llegada situadas en el noroeste del paseo marítimo. 

La presencia de barcos adicionales en las aguas de la bahía provocó la instalación de una fuente de alimentación temporal en el muelle 27. Los grandes yates privados y las embarcaciones patrocinadas por la regata tuvieron que utilizar combustibles de bajas emisiones para reducir el impacto ambiental.

Los muelles 30-32, que antes del evento eran una losa de hormigón sobre pilotes en ruinas, se transformaron en un anfiteatro frente a la bahía y en un lugar de exhibición de vela, un paseo marítimo revitalizado que recorre el puente de la bahía hasta el sur del AT&T Park.

“Tanto en San Francisco como la edición posterior, celebrada en Bermudas, primó la democratización de la vela y la ausencia de barreras para disfrutar del evento”, recuerda Pino.

 

Como se ve, la Copa América es un evento de primer orden que impulsa y revoluciona los puertos y ciudades que la albergan, y deja una imprenta tecnológica, urbanística y de gestión. Es ya también el caso del Port y de Barcelona porque, como explica el responsable del Port Vell, los equipos, formados por entre 100 y 140 personas, ya están en la ciudad y destaca que le han trasladado su satisfacción con las bases y su rápida integración con la ciudad, proveedores y otras empresas locales.